El apellido “rural” como causa de exclusión social

Aunque el título de mi post de hoy sea alarmante, creo necesario hacer una llamada de atención para salvar la situación.

Hace un par de semanas, ojeando algo de prensa independiente, leí un artículo muy interesante que afirmaba que el barrio donde una persona nace, marca su futuro. Aunque se trata de algo que siempre ha sido muy evidente para mi, nunca se me había ocurrido darle un giro de tuerca más y extrapolarlo a la realidad de los pueblos y las zonas rurales. Y es que, el pueblo en el que naces, marca totalmente tu futuro.

Vivir en una zona rural, desgraciadamente, implica tener mayor probabilidad de encontrarse en situación de exclusión, llegándose incluso a perder algunos derechos básicos, o tener mayor dificultad para su acceso. Os comento a continuación algunos datos que demuestran que, en las zonas rurales, es más fácil encontrarnos con esta realidad.

  1.    Hace justo un año, se publicó el último informe de Eurostat (la Oficina Europea de Estadística) en relación al nivel de vida de la población europea, desagregado entre zona rural o urbana. Si nos centramos en España en concreto, nos encontramos con que 4,2 millones de personas que viven en zonas rurales, se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión, lo que supone la friolera del 47% de la población de estas zonas. Aunque el número total de personas en esta situación de zonas urbanas sea mayor, 6,2 millones, supone tan sólo el 17% en este caso.
  2.    Íntimamente relacionado con lo anterior, e incluso responsable de ello me atrevería a decir, es la extremadamente baja tasa de empleo que encontramos en lo rural. Algo más del 58% de la población activa de los pueblos, se encuentran con empleo, lo que supone que alrededor del 42% están desempleadas. Es más, en comparación con el resto de países de la Unión Europea, nos encontramos los terceros a la cola, pues sólo tienen mayor desempleo rural en Bulgaria y Croacia.
  3.    Según el informe PISA, los estudiantes que acuden a escuelas urbanas, obtienen de media mejores resultados de aquellos que asisten a escuelas rurales, e incluso, cuanto menor es la población donde se encuentra la escuela, peores resultados. Pero ¿cómo no iba a ser así? La educación urbana brinda muchas más oportunidades. Existen más centros donde elegir y una mayor oferta educativa, también hay mayor acceso a las tecnologías, se pueden encontrar multitud de servicios extraescolares, e incluso el equipo docente del centro podrá estar más motivado y vivirá posiblemente con mayores comodidades en su día a día. En cambio, una escuela rural se enfrenta a clases sin apenas alumnado, a aulas en las que se mezclan alumnos y alumnas de diferentes cursos y edades, que además recibirán menor atención global por parte del profesorado; profesorado que en muchas ocasiones se tendrá que enfrentar a kilómetros y kilómetros. Quizá la despoblación rural sea a este ámbito al que más afecta, ya que cuando un pueblo no tiene un mínimo de alumnado, el colegio desaparece, y como muchas veces hemos escrito en Almanatura, cuando el colegio se cierra, el pueblo muere.
  4.    Otro recurso clave, sin el cual un pueblo está destinado a su desaparición, es el centro médico. Aunque ya mi compañera Conce habló largo y tendido sobre ello, no podemos dejar de lado la dificultad de acceso a la salud que solemos vivir en las zonas rurales. Centros médicos sin urgencias, hospitales a una hora de camino por carreteras a veces traicioneras, etc. Y es que el mero hecho de necesitar un vehículo para poder simplemente disfrutar de tu derecho a una salud pública de calidad, es una de las principales problemáticas a las que las personas de zonas rurales nos enfrentamos cada día.
  5.    Muy relacionado con el punto anterior, podemos encontrar los servicios de atención a las personas dependientes. Recuerdo perfectamente como, en épocas de mucho viento y lluvia, con los continuos cortes de luz y teléfono que había en mi pueblo, el servicio de teleasistencia que teníamos para mi abuela, no dejaba de fallar y darnos sustos de muerte a toda la familia. Pero no sólo los servicios de emergencia para mayores y dependientes pierden su eficacia, sino que la cantidad de recursos disminuye muchísimo en las zonas rurales, lo que obliga a muchas familias a invertir mucho dinero en recursos fuera de la localidad, a dedicarse exclusivamente al cuidado de estas personas, e incluso a abandonar el pueblo en busca de mejores servicios y condiciones.
  6.    Si recordáis mi post sobre feminismo y desarrollo rural, os hablaba entre otras cosas de que, cinco de las ocho mujeres asesinadas por hombres en su hogar durante el mes de enero, vivían en zonas rurales. Cifras que desgraciadamente han ido aumentando en el transcurso de este año. Pero, desafortunadamente no queda ahí la cosa. Según el informe “Violencia de género en los pequeños municipios del Estado Español”, realizado hace unos años por el Ministerio de Igualdad de entonces y la FEMP, las diferencias cualitativas entre la protección de las víctimas de violencia de género en zonas rurales y urbanas, es más grave si cabe. Por poner algunos ejemplos, nos encontramos con que en los pueblos, la violencia de género no tiene la consideración de delito para la población; los agresores no son considerados peligrosos y no se ponen las medidas necesarias para la protección de las víctimas; existe una mayor dificultad para que se respeten las medidas judiciales; el acceso a los recursos para las víctimas están más limitados; e incluso que, al conocerse todo el mundo, la privacidad de la víctima en la atención no está garantizada, ni la protección de sus datos personales.

Pero, ¿por qué sucede todo esto? Porque aún la despoblación rural, principal causante de estas situaciones, no es un tema que parezca estar en el punto de mira de quienes tienen el poder de cambiarlo. Es la pérdida de población la que provoca que paulatinamente los pocos que vamos quedando, vayamos perdiendo también esos servicios, derechos y oportunidades, lo que lleva a su vez a abandonar el territorio. Un círculo vicioso que terminará provocando la desaparición de más de la mitad de municipios españoles, a no ser que consigamos hacer algo para solucionarlo.

Si queréis ayudarnos un poco más a luchar contra la despoblación rural, aún estáis a tiempo de apoyarnos en esta campaña abierta en Change.org contra la despoblación.

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