Recientemente he vuelto a repasar y a profundizar en las Reglas de la Mente para preparar una de las dinámicas del último taller de Gestión Emocional con meta Personal que he desarrollado. Son ocho reglas que siempre que uso para diseñar procesos me aportan algo nuevo. Estos principios son conocidos y aceptados desde hace muchos años, y usados por diversas disciplinas psicológicas y de crecimiento personal, especialmete la Programación Neurolingüística o PNL. Las Reglas de la mente son en mi opinión una excelente guía para encontrar explicaciones y sobre todo para abordar los cambios que necesitamos o tomar la responsabilidad de cómo influir en el devenir de nuestras propias vidas con el mejor de los aliados: nosotros mismos.
Antes de resumir brevemente las ocho Reglas de la Mente, quiero centrarme en la segunda, que da título a esta reflexión y que esta semana ha sido especialmente evidente en mi vida: “lo que se espera tiende a hacerse realidad”.
Nuestro cerebro responde a imágenes mentales que nosotros mismos creamos internamente o que fijamos desde el exterior, y cuando son repetitivas se convierten en pautas fijas. Por un lado, esas pautas ayudan a filtrar la ingente cantidad de información que percibe nuestro cerebro a través nuestro sistema nervioso por los cinco sentidos; y por otro lado, nuestra mente, nuestro inconsciente, usa esas pautas para hacer todo lo posible para darnos la razón en función de lo que esas ideas repetitivas sugieren. Hagamos una pequeñísima prueba. ¿Quieres?
Te voy a pedir que pienses en el color verde. Sin dejar de mirar la pantalla en la que estás leyendo piensa en el color de la esperanza, recuerda las hojas verdes de las plantas, el verde de un bosque, ese juguete verde o ese jersey verde o esa carpeta verde que tienes ahora o que tenías cuando eras pequeño o pequeña. ¿Lo recuerdas? Ahora, sin hacer trampas, mira a tu alrededor cinco segundos y vuelve a mirar la pantalla.
¿Cuántas cosas verdes puedes nombrar sin dejar de mirar la pantalla? ¿Casi todas las que te rodean? Seguro que has nombrado, si las hay, varias. Ahora sin volver a mirar – ¡eh! ¡ni siquiera de reojo!- ¿Cuántas cosas rojas puedes nombrar? Seguramente, dependiendo de la habilidad de observación de cada uno, o de la abundancia de cosas rojas y más o menos llamativas en el sitio en el que estás, habrás podido nombrar alguna también, sin embargo probablemente no serán todas las que hay, simplemente porque cuando miraste pensando en verde las viste, pero no te fijaste.
Esto mismo nos ocurre con la actitud con la que vivimos cada día las situaciones. Si estamos en disposición negativa de “verás el día que voy a tener…”, estaremos predispuestos a ver justo lo que nos dé la razón, los detalles y situaciones negativas que confirmen nuestra previsión para terminar diciendo: cómo lo sabía yo, o te lo dije… Nos costará ver el otro color, las situaciones positivas, que de hecho también se producen. Puede que así escrito a muchos os parezca una simpleza, y quizás lo sea, aunque yo creo que eso es lo fantástico, porque que sea tan simple es lo que hace extremadamente fácil cambiar la actitud con la que vivimos el día a día. ¿Por qué no lo pruebas?
Cuídate desde lo que piensas, es cuestión de entrenamiento y hábito. Sí, esto también.
Reglas de la Mente
1. Todo pensamiento o idea produce una reacción física
Los pensamientos afectan a todas las funciones del organismo. Cuanto más contenido emocional tienen, más afectan. Y los pensamientos de preocupación, de ansiedad o de miedo, desencadenan cambios orgánicos que notamos especialmente en nuestro cuerpo. Cuando son repetitivas esas ideas que se fijan en nuestro subconsciente continúan produciendo la misma reacción una y otra vez.
2. Lo que se espera tiende a hacerse realidad
Cuando nuestro cerebro y el sistema nervioso reciben imágenes mentales repetitivas que nosotros mismos creamos, las imágenes formadas se convierten en pautas fijas y el inconsciente utiliza todos los medios de que dispone para darnos la razón. El inconsciente actúa para que se cumpla la situación representada en las imágenes. De esta regla se deriva la frase de “Nos convertimos en lo que pensamos”.
3. Al tratar con tu mente o con la de otra persona, la imaginación es más poderosa que el conocimiento
Lo que se resume en la frase que muchos hemos experimentado “La Imaginación es más poderosa que la razón”. Cuando estamos muy convencidos de algo, incluso vemos evidencias y pruebas donde no las hay, especialmente en las ideas que tienen un intenso contenido emocional como el amor, el odio, el miedo, la ira… A menudo nos quedamos ciegos por nuestras propias creencias, supersticiones o prejuicios.
4. La mente no puede mantener indefinidamente dos ideas opuestas sin generar un conflicto
La incoherencia tiene un precio. Cuando intentamos mantener ideas opuestas simultáneamente, nuestro organismo se resiente. Así que si creemos y decimos que somos honrados, y educamos así a nuestros hijos, pero nos permitimos, con justificaciones que nos descarguen de culpa eso sí, defraudar en los impuestos por ejemplo, nos generaremos tensión entre otras cosas.
5. Una vez que una idea ha sido aceptada por la mente inconsciente, permanece hasta que otra idea la reemplaza
Y cuanto más tiempo permanece, más fácil es que se convierta en una forma habitual de pensar. Es la forma en la que se adquieren los hábitos, los buenos y lo malos hábitos. Y como “toda acción va precedida de un pensamiento”, si queremos cambiar nuestras acciones tendremos que empezar por cambiar nuestros pensamientos. A ver si me lo aplico yo de una vez para dejar de fumar, y sustituir la idea que tengo de que me tranquiliza o me ayuda a pasar el tiempo, que no puede ser más tonta.
6. Un síntoma inducido emocionalmente, si persiste lo suficiente, tiende a causar cambios orgánicos
La medicina reconoce que un alto porcentaje de las enfermedades que padecemos son psicosomáticas y tienen este origen. En línea con la primera regla, pensemos en las reacciones físicas que producen algunas ideas que tenemos todos los días. Parece lógico pensar que sea cuestión de tiempo que un dolor diario de estómago por nervios provoque algo peor. Después también existen virus y bacterias, esto también. Somos un conjunto inseparable de mente y cuerpo, y nuestra salud física depende en gran medida de nuestra expectativa mental. De ahí la importancia de la actitud positiva a la hora de afrontar una enfermedad, por ejemplo.
7. Cada cambio de idea llevado a la práctica disminuye la resistencia a futuros cambios
Ésta regla me encanta. Cuanto más cambios hacemos o aceptamos, más flexibles nos volvemos. Cuando el inconsciente ha aceptado una sugerencia o cambio de idea, se hace más fácil que acepte nuevas sugerencias y las lleve a la práctica. Y por eso me encanta, porque realmente entrenamos la capacidad de ponernos a nuestro favor.
8. A mayor esfuerzo consciente menor es la respuesta del inconsciente
¿Te suena eso de estar en la cama y querer dormir, y contar las horas, y querer dormir, y querer dormir, y no dormirte? Hay muchas cosas para las que no sirve de nada el esfuerzo consciente o la fuerza de voluntad. Vencer el insomnio, relajarse, o excitarse. La relación con el inconsciente es algo que hay que tomarse con calma, cuidar los pensamientos que instalamos y confiar en que nuestra mente nos va a apoyar.
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Foto Destacada: pexels.com
Gracias por la información. Interesantes todas las apreciaciones que realizan. Agradezco mantenerme en contacto….con afecto bertalina.
Gracias a ti por tu comentario Bertalina. Qué bien que te resulten interesantes. Saludos!
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