La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer y gestionar las emociones propias y las de los demás para enfocarlas en la consecución de nuestros objetivos. A nivel personal es una valiosa herramienta que hace muy eficaces a las personas, y también felices. ¿Te imaginas una empresa llena de personas emocionalmente inteligentes?
Ese sería en mi opinión el primer paso. Porque estaremos de acuerdo en que una empresa está formada por personas, y por tanto es como son sus personas. Así que una empresa dirigida y formada por personas emocionalmente inteligentes será una organización emocionalmente inteligente. Pensemos que sí y destilemos qué beneficios sacarían las empresas que son así.
David Goleman definió en su libro Inteligencia Emocional las características de las personas que la poseen: saben automotivarse, saben gestionar sus expectativas sobre los resultados, controlan sus impulsos, toleran la frustración y tienen destacadas habilidades sociales para relacionarse con los demás.
Pensemos estas características en una organización, y tendremos las claves de una empresa emocionalmente inteligente:
- Sabe automotivarse: Tiene los objetivos claros, y no se deja llevar por los premios o halagos del mercado o sus clientes. Se centra más en su propósito de empresa para definir estrategias desde su interior, su gente, que son el motor de su autoestima y su motivación intrínseca.
- Gestiona las expectativas, y sabe posponer los logros, con paciencia. Es capaz de desarrollar el esfuerzo necesario para conseguir lo que decide marcarse como objetivo a pesar de que los resultados sean inciertos o estén lejanos en el tiempo.
- Controla sus impulsos, no toma decisiones precipitadas por resultados puntuales o sensaciones concretas. Usa el análisis de datos objetivos y la reflexión colectiva para valorar de forma adecuada las diferentes alternativas.
- Sabe tolerar la frustración, así que no se rinde fácilmente ni se deja llevar por la ira cuando no ve sus objetivos cumplidos, sino que aprovecha lo aprendido para replantear sus objetivos y diseñar nuevas estrategias.
- Tiene destacadas habilidades sociales para relacionarse y comunicarse en el mercado. Es una empresa empática, se involucra con su entorno social y conoce la realidad y necesidades de sus públicos de interés. Además, tiene un estilo de comunicación asertivo y una filosofía basada en el ganar-ganar.
Hace algún tiempo, relacionaba en otro post la inteligencia emocional con la Responsabilidad Social Corporativa o RSC de las empresas, y ahora la conclusión vuelve a ser la misma: la comunicación coherente de las empresas, hacia dentro y hacia fuera, basada en el autoconocimiento, la valoración de los recursos internos y los objetivos claros, hace empresas eficaces, rentables y responsables.
Por eso, el principal beneficio de una empresa emocionalmente inteligente es ser eficaz comunicándose, consigo misma y con los demás, sus públicos de interés. Exactamente igual que las personas.
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Muy interesante
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¡Gracias Graciela! Empresas y personas emocionalmente inteligentes para un mundo mejor. Saludos!
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