Nuestro amigo Carlos Gomez Sos, arquitecto afincado en Galaroza y que reside hace pocos años en una maravillosa casa en la zona más antigua del pueblo, herencia familiar, nos dijo hace poco que no se considera a sí mismo “neo-rural” porque, en sus propias palabras “tengo la huerta muy abandonada”. Este comentario, viniendo de una de los profesionales más innovadores de la zona, de esos que conjugan la tecnología y los nuevos procesos constructivos con la arquitectura vernácula, nos sirve como pretexto para una afirmación que puede parecer, a priori, bastante obvia, pero que quizá no lo es tanto: habitar lo rural es algo más que vivir en una casa en el pueblo. También es interactuar positivamente con el entorno.
Otra anécdota que me rondaba por la cabeza coincidiendo con este encargo para el blog de AlmaNatura fue nuestra reciente visita al domicilio de una vecina, en uno de los pueblos de la Sierra Minera de Huelva, que buscaba asesoramiento para las ayudas de rehabilitación sostenible de la Agencia Andaluza de la Energía. Una casa tradicional, habitada seguramente por la misma familia por generaciones, con problemas de filtraciones de agua, entre un largo listado de deficiencias estructurales, a un paso de la infravivienda. Nuestra vecina quería saber si podría cambiar las ventanas o el tejado, pero la realidad es que su casa necesitaba una intervención más contundente. Integral. Segunda afirmación: la vivienda abandonada o en mal estado no ayuda a fijar población rural, al menos no en condiciones dignas, para las familias autóctonas (tampoco para nuevos pobladores).
Experiencias de fijación y repoblación rural entorno a la vivienda
Buscando, de una manera un tanto aleatoria, a modo de inspiración, experiencias de fijación y repoblación rural reseñables de las que tomar nota como referentes, y después de un largo rato zapeando entre blogs y youtube, y otro tanto dejando reposar en mi cabeza lo visto/leido, me quedé con esta idea: hay dos casuísticas, simplificando y haciendo un plano tosco a mano alzada, en términos de flujo de población rural y pobladores potenciales. Aparentemente nada tienen en común, pero lo tienen:
- En un extremo, la de los neo-rurales puros, que ocupan, alquilan, les ceden, o compran, viviendas rurales, en mejor o peor estado, a veces en municipios completamente abandonados, y que repueblan en torno a proyectos que tienen que ver, a groso modo, y para entendernos, con los principios de la Ecoaldea. Los Portales, en Castilblanco de los Arroyos, es un ejemplo cercano.
- En el otro extremo están esos pueblos pequeños que, por la habilidad de utilizar sus recursos naturales de una manera sostenible, conservan y atraen población en torno a actividades muy particulares. Como por ejemplo, una pequeña central hidroeléctrica.
- Puntuar alto en términos de innovación social y económica, ya sea una comunidad alternativa, eco-sostenible y autosuficiente, o una pequeña empresa de renovables en el pueblo, fija población rural por la vía de la identificación de los habitantes alrededor de un proyecto de comunidad. Cañizares, en Castilla La Mancha, parece un ejemplo consolidado de políticas locales orientadas en este sentido.
El Plan Municipal de Vivienda
Hasta aquí todo bien, más o menos. Sin embargo, entiendo que penséis que tiene poca consistencia tirar de anecdotario o de youtube para hacer un diagnóstico serio, mucho menos un catálogo de ideas que nos ayude a fijar población rural, enfocando la cuestión desde la problemática de la vivienda. Hablemos pues de datos en lugar de opiniones, y de instrumentos para recabarlos. Hay uno en particular que quiero poner en valor, y que igual no se conoce mucho en nuestros pueblos. Es el Plan Municipal de Vivienda (PMV). La Ley Reguladora del Derecho a la Vivienda en Andalucía, establece que los Ayuntamientos “elaborarán y aprobarán los Planes Municipales de Vivienda y Suelo como un instrumento para la definición y desarrollo de la política de vivienda del Municipio”. De requisito casi inexcusable para acceder a recursos públicos como el Plan de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía 2016-2020, un PMV no es sólo un catálogo de viviendas y su estado de conservación. Es mucho más, y especialmente útil por varias razones, destacaré sólo dos.
- Que los municipios adquieren el compromiso de detectar las necesidades y demandas de la población para emprender posteriormente acciones que garanticen vivienda digna para sus habitantes. Deben hacerlo de una manera participativa, escuchando a los pobladores de siempre y a otros nuevos. Y en el proceso, poner encima de la mesa otras cuestiones que discurren paralelas al problema de la vivienda, como la pobreza energética, y de qué manera enfrentarla. Un ayuntamiento tiene potestad para regular, favorecer y establecer normas que señalicen el camino a las empresas de la zona hacia modelos constructivos de consumo energético casi nulo.
- Un PMV, facilita la ocasión de diseñar una estrategia de uso futuro tanto de vivienda como de patrimonio municipal infrautilizado o en desuso. Es una cuestión muy importante en el proyecto de convivencia territorial que es un municipio. Y una oportunidad para fijar población, ya sea con arraigo familiar (que regresa de la ciudad, por ejemplo) o nuevos pobladores atraídos por el estilo de vida rural. Y lo que sería mejor aún, atraídos por las facilidades que el municipio ofrezca para desarrollar algún proyecto personal o profesional: local o nave industrial a bajo alquiler, un puesto en la plaza de abastos, terreno público para una huerta comunitaria, vivienda en régimen de alquiler asequible, facilidades en rehabilitación o construcción de vivienda nueva. Un PMV puede articular no sólo nuevos modelos de acceso a la vivienda, también facilitar proyectos innovadores. Como por ejemplo:
- Autoconstrucción de vivienda y espacios comunitarios. Abarata costes, especialmente si se cuenta con la colaboración de expertos en reutilización de materiales. Favorece la implicación de la población en dar respuesta a sus propias necesidades habitacionales o de servicios, lo que refuerza el valor de lo colectivo y el arraigo. Con el asesoramiento y apoyo de técnicos cualificados y profesionales itinerantes (invitados por el municipio) pueden convertirse en intervenciones emblemáticas, como ésta del comedor del CEIP Europa en Montequinto (Dos Hermanas).
- Un Coworking rural en torno a viviendas de alquiler (públicas o privadas) para nuevos pobladores “intermitentes”, que pasan temporadas en el territorio, compartiendo espacio de trabajo con empresas autóctonas vinculadas al desarrollo de la zona. Una oficina mancomunada podría gestionar el parque de vivienda en alquiler de la zona, con este fin específico, el de atraer profesionales cualificados, en torno a proyectos emblemáticos, como por ejemplo, un laboratorio temporal sobre digitalización de patrimonio en 3D.
- La Cesión de Uso es un instrumento para convertir vivienda privada abandonada en alojamiento rural. El municipio rehabilita (o intermedia entre particulares) a cambio de x años de cesión de uso. También es una fórmula interesante a la inversa: el municipio cede solares, o instalaciones en desuso, a cooperativas de viviendas. Se puede aplicar también el mismo concepto a la cesión de locales o instalaciones de propiedad pública abandonadas, a empresas locales. El modelo más avanzado en este sentido son las cooperativas mixtas de servicios públicos.
- El Cohousing es un modelo de convivencia en comunidad, en edificios nuevos o rehabilitados, y en diferentes tipos de vivienda, según decidan los propios residentes. Habitualmente se constituyen como cooperativas, y ponen el énfasis en los servicios comunes, como una forma de abaratar determinadas tareas domesticas y de servicios de la vida cotidiana. Hay diferentes modelos, y es una tendencia consolidada en Europa con algunas experiencias de éxito en nuestro país. Fórmulas de cohousing interesantes en un contexto rural serían las de edificios públicos en desuso reconvertidos en residencias para jóvenes estudiantes o trabajadores que necesiten un alojamiento temporal.
Para concluir y volviendo a las afirmaciones que me atreví a plantear al principio, los Planes Municipales de Vivienda son instrumentos que contribuyen, en colaboración público-privado, a mejorar las condiciones de habitabilidad de la vivienda rural para la población autóctona, dando en muchos casos usos nuevos a la vivienda y otras edificaciones. Estimulan la iniciativa empresarial y la repoblación a través de proyectos emblemáticos e innovadores en torno a la sostenibilidad, crean vínculos y arraigo entre la población y el territorio, y en definitiva, nos sirven para seguir avanzando en esta tarea compleja y apasionante que es habitar lo rural. Si necesitas de nuestra ayuda, soy Bosco Valero, Mediador y Cofundador de Cuatrotapias y este es mi email: boscovalero@gmail.com.
Una lectura muy provechosa, desde luego. Bosco aborda una cuestión importante, y es la necesidad de buscar alternativas a la rehabilitación y recuperación de inmuebles por cauces menos convencionales. Las líneas propuestas, a las que sumaría otras, son esfuerzos colectivos que en mayor o menor grado requieren de la cooperación de entidades públicas. Por eso es importante la conexión entre profesionales de las comarcas rurales para constituir esa masa crítica necesaria para sacar proyectos transformadores adelante. Esa capacidad de generar red es una de las ventajas menos comentadas del medio rural. En cierto modo los que escogemos este modo de vida, no podemos sino entendernos. La incidencia en la necesidad de la rehabilitación respetuosa con optimización de medios es un caballo de batalla que compartimos.
El reto de la fijación de población rural es menor si al mismo tiempo hacemos atractivo el ámbito rural para nuestros vecinos urbanos. No es un paso sencillo. Decía un escritor alemán que “el hombre de la gran urbe lleva eternamente consigo la ciudad; la lleva cuando sale al mar; la lleva cuando sube a la montaña”. Yo no llegaría a tanto, pero sí reconozco que el asfalto se pega con fuerza a la suela del zapato.
En mi caso la experiencia rural ha trastocado por completo mi forma de entender mi trabajo. Mi implantación aquí comenzó con una terapia de choque: mi primer trabajo fue construir una huerta en el corral ¡Lo que me valió una lesión de cadera! -pequeña anécdota-. Buenas ensaladas salieron de aquel huerto, que esperamos poder recuperar pronto cuando terminen los trabajos de reforma de la casa-estudio, he de decir en mi descargo.
MUTIestudio ha traído un muy necesitado aire renovador a la zona. Y me complace estar ya colaborando con ellos en proyectos relacionados con la rehabilitación energética. La escena necesitaba de personas como ellos que animen el panorama profesional. Siempre es necesario.
Gracias por las aportaciones Carlos, es genial multiplicar con ayuda de todos/as. Seguro que haremos grandes cosas entre todos, estamos convencidos de que una nueva era comienza a resurgir en la Sierra. Abrazos,
Gracias Carlos por tus reflexiones. Esas zonas de confluencia entre nuestras áreas y estilos profesionales hay que ponerlos a trabajar. Al territorio le iría mucho mejor si así fuese, estoy seguro de ello. Un abrazo 😉
Una lectura muy provechosa, desde luego. Bosco aborda una cuestión importante, y es la necesidad de buscar alternativas a la rehabilitación y recuperación de inmuebles por cauces menos convencionales. Las líneas propuestas, a las que sumaría otras, son esfuerzos colectivos que en mayor o menor grado requieren de la cooperación de entidades públicas. Por eso es importante la conexión entre profesionales de las comarcas rurales para constituir esa masa crítica necesaria para sacar proyectos transformadores adelante. Esa capacidad de generar red es una de las ventajas menos comentadas del medio rural. En cierto modo los que escogemos este modo de vida, no podemos sino entendernos. La incidencia en la necesidad de la rehabilitación respetuosa con optimización de medios es un caballo de batalla que compartimos.
El reto de la fijación de población rural es menor si al mismo tiempo hacemos atractivo el ámbito rural para nuestros vecinos urbanos. No es un paso sencillo. Decía un escritor alemán que “el hombre de la gran urbe lleva eternamente consigo la ciudad; la lleva cuando sale al mar; la lleva cuando sube a la montaña”. Yo no llegaría a tanto, pero sí reconozco que el asfalto se pega con fuerza a la suela del zapato.
En mi caso la experiencia rural ha trastocado por completo mi forma de entender mi trabajo. Mi implantación aquí comenzó con una terapia de choque: mi primer trabajo fue construir una huerta en el corral ¡Lo que me valió una lesión de cadera! -pequeña anécdota-. Buenas ensaladas salieron de aquel huerto, que esperamos poder recuperar pronto cuando terminen los trabajos de reforma de la casa-estudio, he de decir en mi descargo.
MUTIestudio ha traído un muy necesitado aire renovador a la zona. Y me complace estar ya colaborando con ellos en proyectos relacionados con la rehabilitación energética. La escena necesitaba de personas como ellos que animen el panorama profesional. Siempre es necesario.
Gracias por las aportaciones Carlos, es genial multiplicar con ayuda de todos/as. Seguro que haremos grandes cosas entre todos, estamos convencidos de que una nueva era comienza a resurgir en la Sierra. Abrazos,
Gracias Carlos por tus reflexiones. Esas zonas de confluencia entre nuestras áreas y estilos profesionales hay que ponerlos a trabajar. Al territorio le iría mucho mejor si así fuese, estoy seguro de ello. Un abrazo 😉
Muchas gracias amigxs de Alma Natura por invitarnos a publicar en vuestro blog, estamos muy contentos! A seguir trabajando por el desarrollo de nuestros pueblos y la fijación de población rural. Abrazos 😉
A vosotros por vuestra implicación y coraje. La valentía que estáis demostrando merece bien la pena compartirla. Seguimos…
Muchas gracias amigxs de Alma Natura por invitarnos a publicar en vuestro blog, estamos muy contentos! A seguir trabajando por el desarrollo de nuestros pueblos y la fijación de población rural. Abrazos 😉
A vosotros por vuestra implicación y coraje. La valentía que estáis demostrando merece bien la pena compartirla. Seguimos…
Comparto el texto de artículo y los comentarios al mismo. En mi caso por un proyecto político “he vuelto” a mi pueblo, Cañaveral de León (Huelva). No me considero “neorural”, pues nunca he tenido el sentimiento de haberme ido. Sí el de estar a caballo entre 2 espacios, el rural y el urbano, lo que he vivido como algo enriquecedor.
Soy una firme defensora del trabajo colectivo por el bien común. Como me gusta decir, “queda mucho camino por delante, pero si lo recorremos juntos seguro que llegaremos mucho más lejos. SEGUIMOS…”.
¡Mucho ánimo Merchi! Espero que las ideas que colamos en este blog os inspiren a cambios positivos para Cañaveral de León. Abrazos,
Comparto el texto de artículo y los comentarios al mismo. En mi caso por un proyecto político “he vuelto” a mi pueblo, Cañaveral de León (Huelva). No me considero “neorural”, pues nunca he tenido el sentimiento de haberme ido. Sí el de estar a caballo entre 2 espacios, el rural y el urbano, lo que he vivido como algo enriquecedor.
Soy una firme defensora del trabajo colectivo por el bien común. Como me gusta decir, “queda mucho camino por delante, pero si lo recorremos juntos seguro que llegaremos mucho más lejos. SEGUIMOS…”.
¡Mucho ánimo Merchi! Espero que las ideas que colamos en este blog os inspiren a cambios positivos para Cañaveral de León. Abrazos,