Soñar es mi particular credo de vida. Soñar lo que quiero ver o vivir, y eso que – lo sé- va en contra de toda recomendación para gestionar expectativas. Me sé muy bien la teoría: es mejor mirar el mundo como es y no como nos gustaría que fuera. Claro que sí. Te ahorras bastante dolor y frustración si lo consigues. Lo que pasa es que hay momentos, personas, sentimientos o deseos que me inspiran transgredir toda esa racional y defensiva conducta por dos razones fundamentales: para disfrutar desde el mismísimo principio y para impulsar nuevas y maravillosas realidades.
Yo soy así, más pasional y visceral de lo que me conviene. Lo bueno es que vivo lo positivo a tope, y lo menos bueno es que vivo lo menos positivo también a tope. Y aunque todo mi crecimiento personal en inteligencia emocional me ha permitido desarrollar herramientas para gestionar las expectativas, no siempre quiero hacerlo. A veces decido soñar lo que deseo aunque me exponga a tremendos batacazos. Primero porque sé que es como vivirlo por adelantado, y además porque es vivirlo dos veces siempre. Sea lo que sea que espero, y pase lo que pase al final, lo más maravilloso es que nunca va a suceder como lo soñé. Y consciente de eso, me arriesgo y me lanzo al vacío de soñar mis sueños, y muy especialmente en año nuevo.
Un día que parece especial, y lo es
Dicen los que no creen en las hadas, que el día de año nuevo es un día igual que cualquier otro día. Que no pasa nada en el paso de un dígito a otro dígito del año. Que 2018 no tiene por qué ser diferente a 2017. Que la Naturaleza, el equilibrio cósmico o los movimientos mareales no entienden de que hayamos decidido poner el fin de un año en un inventado 31 de diciembre. Pero, PERO – así, muy adversativamente-, yo sí creo en las hadas, que son las personas, y creo en los sueños. Y sobre todo creo en la poderosa energía que se genera cuando muchas almas esperan, piensan o sienten en la misma onda. Así que para mí, el próximo 1 de enero sí que es un día muy especial, un gran día para empezar a soñar.
Por eso hoy quiero dedicar este rincón que me prestan cada mes mi queridos amigos de AlmaNatura para plantear un reto a todos los que lean este post: decidid qué sueños van a marcar vuestro año que viene, qué deseos van a movilizar vuestras energías y a canalizar vuestras ilusiones.
Y vamos a hacerlo todos de la misma forma, y a la vez, para que se amplifique el poder transformador de nuestra energía, y para que podamos llevar la contraria a los que no creen en las hadas. Ellos se pierden la magia.
Repercusión más allá de la física en 4 pasos
Nos afectamos unos a otros emocionalmente muchísimo más de lo que imaginamos. La investigación hace ya bastante que pretende demostrar sin lugar a dudas el poder de comunicación entre nosotros y con la Naturaleza más allá de la lógica física. Y mientras consiguen probarlo científicamente, hay tantas evidencias ya de que estamos conectados en una inmensa red de energía que… ¡por qué no aprovecharla haciendo todos estos sencillos 4 pasos!
Sabiendo que nos vamos a apoyar mutuamente, el primer paso es que dediques algún tiempo a pensar, cada cual consigo mismo, ¿cuáles son tus sueños para 2018? ¿Qué quieres conseguir en el nuevo año? Seguro que hay dos o tres que destacan por encima de los demás. No es momento de ponerse a pensar de forma realista. Date un paseo o una carrera, o aprovecha ese momento entre el sueño y la vigilia cuando despiertas, o simplemente cierra los ojos, ponte música… Y cuando tengas tus principales deseos coge papel y bolígrafo y apúntalos.
El segundo paso… Piensa y escribe:¿Qué persona o personas de tu entorno pueden apoyarte en el camino de conseguir tus sueños o tus deseos? Ante esos anhelos que has escrito, ¿quiénes se van a alegrar contigo de que los consigas o quiénes quieren conseguirlos contigo?¿Quiénes son tus pilares? Apunta.
Tercer paso… Escribe ahora qué habilidades, cualidades o recursos tuyos son importantes mantener o potenciar para conseguir eso que has escrito, o para estar cerquita de esas personas que has apuntado. Y tampoco es momento de coger ahora el látigo. Escribe sólo cualidades positivas de ti, esas que siempre te viene bien poner en juego.
Y cuarto paso: comprométete. Primero contigo, así que firma ese papel en el que están tus deseos, las personas importantes y tus mejores cualidades a potenciar, ¿te imaginas algo que pueda garantizar mejor tu bienestar en el año nuevo? Guarda ese papel en algún sitio emotivo para ti, donde puedas volver a releerlo o escribir más si te apetece.
Y ahora, comprométete también con los demás, y cuéntalo. No hay nada más bonito para empezar el año persiguiendo sueños que compartirlos. La magia de la energía de las hadas, que en realidad somos todos nosotros, hará el resto. ¡Feliz año!
Me ha encantado leerte Lola, quiero compartir mi sueño para este 2018. Contribuir a crear el equilibrio de la energía que se genera con el disfrute del trabajo en equipo, de personas llenas de ilusión y compromiso, que se mueven por un mundo único y mejorable…
¡Qué hermosísimo sueño! Ahí estamos muchos contigo Azucena, ¡gracias por compartirTE!
Me ha encantado leerte Lola, quiero compartir mi sueño para este 2018. Contribuir a crear el equilibrio de la energía que se genera con el disfrute del trabajo en equipo, de personas llenas de ilusión y compromiso, que se mueven por un mundo único y mejorable…
¡Qué hermosísimo sueño! Ahí estamos muchos contigo Azucena, ¡gracias por compartirTE!