En los últimos tiempos el lugar donde vivimos ha adquirido mayor importancia. Muchas personas se han planteado a raíz de la pandemia si realmente le compensa vivir en una gran ciudad o si el entorno rural u otras ciudades más pequeñas pueden cubrir las necesidades de nuestro día a día.
Para conocer la visión de cómo es vivir en dos ciudades distintas, hemos entrevistado a Guadalupe Bécares, una joven periodista nacida en un pueblo de Zamora. Guadalupe ha vivido en Madrid durante casi ocho años y actualmente se encuentra teletrabajando en Zamora.
¿En qué momento y por qué motivos decidiste trasladarte a Madrid?
Viví en Madrid en dos etapas de mi vida, la primera etapa fue cuando fui a estudiar la carrera universitaria, es decir, por motivos académicos. Cuando terminé la carrera me vine a trabajar a Zamora y, después, unos tres años más tarde, volví a Madrid para hacer un máster. Terminé el máster y estuve trabajando en Madrid otros casi tres años. Digamos que me trasladé por motivos académicos y me quedé por motivos laborales. Actualmente me encuentro en Zamora viviendo y teletrabajando. Trabajo en una empresa de comunicación que se encuentra en Madrid.
¿Cuántos años viviste en Madrid y con qué te quedas de esa etapa?
Al final estuve casi ocho años viviendo en Madrid, primero en la etapa académica y después trabajando. Respecto a con qué etapa me quedo es muy subjetivo porque claro, las edades son distintas. No se vive igual ni tienes las mismas necesidades en una ciudad o en un pueblo cuando tienes 18 años que cuando tienes más edad y estás trabajando. Me quedaría con la segunda aunque es una respuesta un poco tramposa.
¿En qué momento y por qué motivos decidiste volver a Zamora?
En mi situación, llegó un momento en el que decidí que no quería, o no me veía en un futuro cercano viviendo en Madrid y sobre todo que en el trabajo que tenía entonces se planteaba la posibilidad de teletrabajar. Al final yo vivo en Zamora, que es una ciudad que está a una hora y media en tren de Madrid, es decir, que puedo desplazarme, e ir y venir todos los días.
A nivel comunicación me facilitaba tener lo bueno de vivir en Madrid con lo bueno de vivir en otra ciudad como es Zamora. El precio en los alquileres, el tiempo en el transporte público, el precio de la vida en el ocio o de ese tipo de cosas es distinto en ambas ciudades. Llegó un momento en el que puse en una balanza la posibilidad de mejorar mi calidad de vida y decidí volver a Zamora. También quiero dejar claro que es una opción completamente personal y que afortunadamente en mi trabajo se puede hacer, hay otros que evidentemente no pueden. La realidad de los trabajos y las personas que su plan de vida está en Madrid también es completamente legítimo.
El Teletrabajo me permitió poder irme a vivir a Zamora
Con el teletrabajo había empezado un poco antes de la pandemia. Me vine a Zamora a finales del 2019. Antes de la pandemia iba a Madrid un par de veces al mes para ir a la oficina y estar con mis compañeros. Actualmente sigo muy vinculada, pero con la pandemia se paró un poco.
La situación que hemos vivido ha puesto en evidencia que es posible el teletrabajo. Cuando me vine mi situación era bastante única porque no conocía a mucha más gente que estuviera haciendo lo mismo, o que sus empresas estuvieran dispuestas a facilitar ese tipo de cosas. A partir de la pandemia yo creo que el chip en general cambió bastante. Hay trabajos que sí exigen un medio presencial, pero yo creo que se ha abierto un poco más la mira hacia nuevos modelos híbridos que facilitan el teletrabajo. Creo que en muchas empresas españolas la cultura del presentismo sigue ahí y no va a cambiar tanto de la noche a la mañana, pero sí que a lo mejor había cierto escepticismo sobre que la gente no trabajase o que no fuera eficiente, y se ha visto que es más posible de lo que se creía.
Si durante la pandemia en vez de vivir en Zamora, hubieras vivido en Madrid, ¿crees que hubiera sido igual?
Evidentemente yo en Madrid, por circunstancias, compartía piso con otras personas y vivía en una habitación muy bien situada pero muy pequeña y no creo que hubiera sobrevivido igual emocionalmente. Aquí en Zamora me puedo permitir tener una casa más grande donde vivo sola y tener espacios habilitados para trabajar, para descansar, en Madrid hubiera sido trabajar, vivir y dormir en la misma habitación, entonces la realidad es muy distinta.
Desde AlmaNatura trabajamos para evitar la despoblación, y normalmente hablamos de los pueblos, pero ¿también se está viviendo el fenómeno de la despoblación desde ciudades como Zamora?
Sí, además yo personalmente soy muy defensora de este tema. Zamora es la provincia española que más población pierde sobre todo a nivel provincial. Estamos perdiendo muchos habitantes en los últimos cinco o diez años, es un fenómeno muy preocupante. En ciudades también pasa lo mismo, los movimientos de población hacia ciudades como Madrid son distintos al de otras ciudades. Hay mucha variación de población porque a nivel de oportunidades laborales también las hay. Aquí en Zamora, las oportunidades son las que son, es una ciudad que no tiene industria y que no tiene grandes oportunidades laborales, ni para los jóvenes ni para otro tipo de profesionales. La población se mueve a Madrid o a Salamanca cuando eres estudiante, a Valladolid y demás, pero la despoblación también afecta.
Entiendo que mi situación es privilegiada, no sé cuánto va a durar, pero es privilegiada porque yo ahora mismo puedo teletrabajar y puedo estar en Zamora, pero sé que el día de mañana si mi empresa me dice que tengo que estar en Madrid es mucho más difícil seguir viviendo aquí.
Al final todo lo que estamos leyendo y viendo en la campaña de Madrid de lo que es la vida en Madrid, hay mucha gente a la que le encanta y es estupendo. A mí me encanta Madrid, pero hay gente que no, entonces el teletrabajo o una planificación distinta puede ser una oportunidad para dar la opción de elegir. Es decir, garantizar el derecho a que la gente pueda vivir donde quiera.
Para las personas que viven en los pueblos pasa un poco lo mismo. Si no se facilita o no se garantiza el transporte, si no se da cierta flexibilidad, como en mi caso en concreto, nosotros hasta la pandemia aquí en Zamora teníamos un tren madrugador en el que podías ir y venir en el día a Madrid, eso para personas que teletrabajan te daba unas posibilidades inmensas. Eso desapareció porque con la pandemia quitaron ese tren. Hay que garantizar ciertos servicios mínimos para intentar dar otros planes de vida para facilitar que las personas puedan vivir donde quieran. Esta situación la podemos plantear siempre y cuando los trabajos lo permitan, pero primero hay que querer y hay que adaptar las empresas y mentalidades. Es un cambio muy grande que puede servir para impulsarlo o para que todo siga igual. Yo creo que es un cambio que sería muy positivo, es abrir una posibilidad, que se pueda escoger. Pero también hay que apostar por el transporte, la educación, la sanidad, por la creación de puestos de trabajo, porque los servicios mínimos estén cubiertos, para que te permitan poder quedarte en esas ciudades o pueblos. Creo que es el momento de ponerlo fácil.
Como profesional de la comunicación y residente de una gran ciudad durante un tiempo prolongado, ¿qué imagen crees que llega a la gran ciudad de las zonas menos pobladas?
Yo creo que hay una visión que para mí es peligrosa porque son visiones contradictorias. Por una parte están los que idealizan y creen que es muy bonito vivir en un pueblo, pero no conocen la realidad de no tener Internet, del transporte o de las carreteras, y por otro lado, están los que piensan que vivimos poco menos que en el tercer mundo. Yo tengo 30 años y veo a mi alrededor compañeros que viven en Madrid en una situación muy precaria y en el sector de la comunicación no te quiero ni contar. Cuando han venido a verme y han visto dónde vivo y cuánto pago por vivir aquí no se lo creen. Aunque termine de trabajar tarde, tengo el dentista a un minuto, el peluquero a otro, el supermercado igual y todos los servicios cerca.
Creo que llega una imagen un poco sesgada. Yo que soy una persona culturalmente muy activa, en Zamora puedo ir todas las semanas al cine porque es más económico y está muy cerca, pero en Madrid no iba porque me quedaba muy lejos y era más caro.
Creo que llega una imagen muy sesgada, como si fuera de Madrid no hubiera vida, pero sí la hay. Es distinta, pero la hay.
¿Qué mensajes habría que lanzar para que desde las grandes ciudades se tenga un mayor conocimiento de esas otras realidades que se viven fuera de la urbe?
Es un mensaje que tiene varias aristas. La primera es que las ciudades y pueblos pequeños que aspiran a atraer población tienen que ponerse las pilas, es decir, ser sinceros, reconocer las carencias. Por ejemplo, en Zamora a día de hoy en el casco antiguo no puedes poner fibra óptica. Creo que hay cosas que las propias ciudades tienen que trabajar. Creo que la cuestión es trabajar en mejorar lo que hay y ofrecer sinceridad. También considero que las ciudades pequeñas y los pueblos tienen que creérselo porque hay también mucho autocomplejo. Es decir, por un lado nos parece que nuestra ciudad es la mejor y decimos que es la mejor, pero en realidad no nos lo creemos. Hace falta trabajar en mejorar las carencias que existen y comunicar que hay otras maneras de vivir. Por una parte creérselo y mejorar, y por otra intentar también, que es un problema del propio sistema que vivimos en una realidad que nos devora el tiempo y el producir. Puedes vivir con más calma y con otra perspectiva vital, y hay ciudades que te lo ofrecen.
A pesar de ser fiel defensora de la vida en Zamora, ¿te planteas volver a Madrid?.
Más que plantearlo soy consciente de que puede suceder, sé que ahora mismo en mi empresa me dan facilidad siempre y cuando yo pueda estar en Madrid cuando haga falta. Pero si la situación cambia y empiezo a tener que ir dos días en semana a Madrid, a lo mejor me lo tengo que plantear. Pero hoy por hoy no es mi deseo volver a Madrid porque implicaría volver a compartir piso, más tiempos de desplazamientos, más estrés y la calidad de vida es distinta. Mi calidad de vida es muchísimo mayor viviendo en Zamora.
Vivir en una gran ciudad, una ciudad más pequeña o en un pueblo, es una decisión de cada persona según sus necesidades y preferencias, pero lo que sí está claro es que se debería poder elegir. ¡Gracias, Guadalupe, por compartir con nosotros tu experiencia!