Dejarte inspirar por otros/as sin que sientas vergüenza al que dirán, sin que te aticen con la soberbia de la indiferencia o el dedo amenazador que señala que eres raro. Yo tenía ese don de ser diferente, lo sabía desde que en primaria me uní al grupo de periódico del colegio. No me gustaba el fútbol, la música heavy metal o los fines de semana alrededor del botellón. Sentía que tendría que construir mi mundo, crear ese espacio que me permitiera vivir como yo quería. Emprender se convirtió en mi mejor aliado.
Inventé más de una asociación cultural y juvenil, más de un evento donde la música era protagonista, sentía que nada era suficiente y disfruté de las primeras derrotas y sinsabores de los que no aceptan a los diferentes. Esos que tienen tanto miedo que huyen a diario de su vida para refugiarse en las de otros, esos que por miedo a ser señalados por incompetentes hoy simplemente aceptan las tareas diarias que le imponen otros/as.
El emprendimiento que lidere hace 20 años fue el estado más rebelde de mi conciencia, mucho más que pintar graffiti, denunciar la incompetencia de la gestión pública local o buscar aliados en mi batalla. Emprender fue la rebeldía de no querer aceptar el dogma de vivir en la ciudad, convertirme en funcionario o amar a quien no me quería. La rebeldía de emprender debería de estudiarse y ser tenida en cuenta en muchas escuelas de negocio donde se habla demasiado de métodos y poco de personas.
En AlmaNatura hemos llorado, reído y convertido una Sociedad Limitada en una forma de vida que inspira a miles de personas en estos momentos. Creer en que una nueva lógica empresarial es posible es confiar plenamente en tu mensaje rebelde, en un momento donde una gran mayoría sigue pensando que sólo aquellos que tienen enchufe o se bajan los pantalones consiguen algo en esta vida. Confiamos firmemente en nuestros principios colocando nuestros miedos donde se merecen y manteniendo la esencia que nos vio crecer. Soñamos con un mundo lleno de organizaciones con significado donde la verdad y la coherencia sea el apellido de todas.
20 aprendizajes dedicado a los que emprenden y a los que no
Aprendizajes muchos de ellos de la sabiduría tibetana que hemos aplicado con paciencia en nuestras decisiones personales y profesionales.
- Habla lento, piensa rápido. Hazte entender pero piensa rápido las decisiones diarias. Si además puedes apoyarte en alguien mejor.
- Cuando digas “lo siento”, hazlo mirando a los ojos. Acepta tus límites y no generes falsas expectativas en tus clientes.
- No te rías de los sueños de otras personas, algún día podrían ser tus jefes.
- Cuando pierdas, aprende la lección. Pero no gastes energía en evitar que otros/as no se caigan, ellos también deben aprender.
- Deja que cada uno encuentre su camino. A veces el silencio es la mejor respuesta.
- Si ganas más dinero de lo que necesitas, usa un poco para ayudar a los demás. Y si lo ganas haciendo el bien mejor.
- Cada día es una nueva oportunidad no la malgastes.
- Una buena imagen no sólo es importante en los negocios.
- Respira y encuentra momentos de calma.
- Recuerda siempre que no todos los deseos pueden hacerse realidad.
- Obsesiónate con tu propósito profesional, pero antes descubre el tuyo personal.
- Confía en las personas, pero cierra siempre tu puerta con llave.
- Cuando estés en desacuerdo con tus seres queridos no remuevas hechos pasados.
- No permitas que una pequeña disputa arruine una gran amistad.
- Focaliza y afronta tus errores sin ocultarlos conseguirás humanizar tus mensajes.
- Rodéate de personas con más talento que tu pero sobretodo rodéate de buenas personas.
- No busques siempre respuestas, sólo déjate llevar por tu instinto.
- Lee más libros, aprende más de los que llegaron antes.
- Elige bien tus modelos, no vaya a ser que los alcances.
- Convierte la palabra coherencia en tu mejor mantra.
Pensamos que el emprendedor debe ser rebelde para construir nuevas realidades, como dice Yvon Chouinard, alpinista y empresario con propósito: “Los negocios y las empresas también pueden producir alimentos, curar enfermedades, controlar la demografía, crear empleo y en general enriquecer nuestras vidas. Y todas estas cosas buenas, además de recoger beneficios, pueden hacerse sin necesidad de vender el alma al diablo”.
En nuestra sociedad se ve contrapuesto el hacer dinero con pagar un buen sueldo a tus trabajadores, cumplir con nuestros clientes y proveedores a la vez que damos una respuesta a una problemática social y/o ambiental. Es por eso que nos sentimos rebeldes, inconformistas de que las cosas pueden ser de otra manera, reacios a lo establecido donde el amigueo impera y desobedientes a un sistema falto de valores y lleno de posesiones.
Seguiremos trabajando con rebeldía para que muchas más personas y empresas entiendan que hacer el bien no debería ser lo extravagante si no la forma de estar en este mundo.
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