¿Qué puedo hacer yo por el mundo?

Evitar que la basura ocupe el espacio para vivir y que el agua nos dure más tiempo, preocupaciones globales que dependen de nosotros.

Un montón de cosas puedes hacer por el mundo. Todas esas que imaginas y muchas más. Pero por centrarnos en alguna, centrémonos en el agua y la basura, que parecen ser dos de los problemas más importantes a los que tendrá que enfrentarse la humanidad a no tardar demasiado. El agua porque es una necesidad fundamental y escasa, y la basura porque compite con los seres vivos en otra necesidad fundamental y también cada vez más escasa: el espacio. Los dos necesitan que todos y cada uno de nosotros nos impliquemos con los gestos más cotidianos en nuestros hogares con responsabilidad personal.

No leáis esto de forma absoluta, sé que nos amenazan otros muchos problemas. Algunos además dan terror: la hambruna, la falta de libertad, la conculcación de los derechos humanos, las guerras, el cambio climático… No hay más que ver últimamente los informativos para darse cuenta de que algo estamos haciendo regular. Entre amenazas de unos países a otros, independentismos, faltas crónicas de diálogo, desastres naturales, y seísmos que son presuntas pruebas nucleares, tenemos el panorama bien servido.

Círculo de influencia, círculo de preocupación

Hay una herramienta muy útil para ganar efectividad en la resolución de nuestros problemas y para priorizar las acciones que emprendemos para conseguir lo que queremos conseguir. Se trata de diferenciar esas preocupaciones o problemas en función del grado de influencia que tenemos en la solución.

Cuando nos hablan de guerras, pueblos enfrentados o desastres naturales, tenemos la tendencia no poco lógica de ubicarlas en nuestro círculo de preocupación. Podemos influir – siempre se puede influir-, pero no mucho. Sin embargo, el agotamiento del agua y la generación desproporcionada de basura son dos problemas mundiales que no podemos cometer la temeridad de ubicarlos fuera de nuestro círculo de influencia.

Acciones coyunturales y compromisos estructurales

Evitar que la basura nos gane la partida en la ocupación del espacio para vivir, y que el agua nos dure más tiempo, son dos preocupaciones globales que dependen, sobre todo, de nosotros. Podemos comenzar con acciones muy simples, aunque enormemente beneficiosas si las hacemos todos a la vez, que son las coyunturales:

  1. No dejes correr el agua innecesariamente cuando friegas, te lavas los dientes o la cara, cuando te duchas o cuando enjuagas ropa que lavas a mano, por ejemplo. Sí, esto es lo de siempre.
  2. Si tienes que esperar por el agua caliente, aprovecha esa oportunidad para recogerla y usarla para otra cosa. Compra algún cubo más y prueba.
  3. No baldees con manguera pudiendo usar un cepillo, y ponte el chip de aprovechar toda el agua que puedas. El agua con el que lavamos la verdura, servirá para fregar; y esa agua que sale del aire acondicionado es agua destilada, perfecta para planchar o para ahorrar una descarga de la cisterna o para, con imaginación, lo que se te ocurra, todo menos dejarla correr por el suelo. No te la bebas, eso no, y si aprecias tus plantas, añádele algún fertilizante porque el agua destilada carece de nutrientes.
  4. Pon en casa un cubo de basura con tres huecos, además del de la orgánica. Separa al menos envases y plásticos, cristales, y papel y cartón. Hazlo bien y presta atención, porque hay veces que los envases vienen mezclados desgraciadamente. Y ante una duda, mejor al de orgánica. Por cierto que el papel de aluminio, eterna pregunta, debe ir al de envases.

Pero también podemos tomárnoslo mucho más en serio y abordar otras acciones un poco más estructurales aunque igual de simples.

  1. Revisa tu instalación de agua. Es fácil. Sólo tienes que cerrar la llave de paso de tu casa, apuntar la lectura de tu contador de agua y esperar dos o tres horas para ver si sigue corriendo. Las fugas de agua ocultas son como heridas sangrantes para el planeta y para tu bolsillo.
  2. No te acostumbres a un grifo que gotea o a una cisterna que pierde un hilillo de agua, porque es otra herida que sufren a la par el planeta y tu economía familiar. Arréglalo y si puedes, instala una cisterna con dos volúmenes de descarga.
  3. Premia con tu compra las marcas que se toman en serio el diseño y fabricación de los envases sin mezclar materiales y, siempre que puedas, reutilizables. Esto es mucho más efectivo de lo que parece, aunque necesita tiempo.
  4. Elige lavadoras y lavavajillas que hayan innovado con la mejora en el uso del agua. Ahorrarás a medio plazo.

Lo importante es abandonar las actitudes pasivas, implicarnos en la solución de los problemas globales cuando están en nuestro círculo de influencia y exigir soluciones cuando se alejan hacia nuestro círculo de preocupación. Esa es nuestra responsabilidad personal.

Y todo esto es replicable en las empresas, sobre todo en las que se toman en serio su papel como agentes del necesario cambio mundial. Eso sería Responsabilidad Social Corporativa, algo que tú también puedes impulsar exigiéndola y premiándola o no con tu compra.

Fíjate cuánto poder podemos llegar a tener a nada que nos pongamos de acuerdo y no vuelvas a preguntarte qué puedes hacer tú por el mundo.

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  1. Grandes son tantas y tantas personas que hacemos lo que podemos por mejorar nuestro entorno cercano, ¡aunque hace falta mucha más! ¡Gracias por unirte!

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