Suena a costes elevados y pérdida de rentabilidad cuando hablamos de adquisición de tecnología, y más aún cuando nos referimos a la tecnología de precisión. Sin embargo, esta adquisición en el sector primario representa una inversión que garantiza una reducción en los gastos de producción, que aumenta la rentabilidad y, a su vez, la amortización.
La aversión a esta renovación del sector agrario se ve acrecentada por el envejecimiento de sus profesionales, lo que influye en la toma de decisiones y dificulta el replanteamiento de técnicas más eficientes. Para el relevo generacional es básico que desde los poderes públicos atraigan personas jóvenes y técnicamente cualificadas, pero también inversión público-privada y mejora de la eficiencia de nuestro sector primario. En base a esta necesidad que palpita en nuestra realidad rural, existe una Estrategia de Digitalización que contribuye directamente a la Estrategia Nacional frente a la Despoblación y que cuenta con tres grandes objetivos:
- Reducir la brecha digital urbana-rural, así como la existente entre pequeñas y grandes empresas.
- Fomentar el uso de datos como motor de impulso sectorial.
- Impulsar el desarrollo empresarial y los nuevos modelos de negocio.
¿Cómo financiar esta digitalización?
La Política Agraria Común (PAC) es un instrumento indispensable para muchos agricultores que necesitan de sus ayudas y subvenciones para digitalizar su actividad o internacionalizar sus productos durante estos años y que trae reformas para una nueva PAC en los próximos años. La nueva reforma contará con unos fondos de 47.000 millones de euros para España que se distribuirán como Ayuda Básica a la Renta en el 60% de los pagos directos, incluyendo la actual política verde, y como aumento de medidas medioambientales en el 40% restante.
La digitalización, la gestión masiva de datos y el empleo de tecnología y de inteligencia artificial van a permitir mejorar la eficiencia y la rentabilidad a los agricultores, lo que será un gran incentivo para superar los retos de la nueva PAC. El cambio de una política agraria a una política agroalimentaria tendrá sentido siempre que el consumidor final prefiera los productos sostenibles, equilibre la cadena, evite la deslocalización y promueva el relevo generacional, pues esto significará que la agricultura es sostenible, social, económica y medioambiental.
Ejemplos Tech para el Sector Primario
Impulsar la gestión sostenible y responsable de las actividades del sector primario a través de las TIC será fundamental para acceder a nuevas ayudas como la nueva PAC o los fondos Next Generation. Hay un mercado floreciendo al que nuestros productores rurales pueden tener acceso e inspiración para su aplicabilidad en su territorio.
- Optimización de herramientas tecnológicas. Los sensores son habituales en el sector primario para permitir recibir continuamente una gran cantidad de información y establecer alarmas para actuar con rapidez en situaciones en las que hay que tomar decisiones inmediatas, como cortar el suministro de agua si se detecta una fuga. También son ya muy habituales los drones, especialmente en la inspección de viñedos y bosques, así como en la vigilancia de ganado.
- Blockchain. El consumidor presta mayor interés al origen de los alimentos y las regulaciones de seguridad alimentaria cada vez obligan más, tanto a fabricante como a distribuidor, a dar a conocer el origen y los movimientos de cualquier alimento hasta que llega a sus manos. Esta tecnología facilita el intercambio seguro de información al hacerla inmutable, lo que es muy útil para controlar la trazabilidad de los alimentos.
- Foodtech. A pesar de la crisis sanitaria del coronavirus, la industria foodtech ha crecido en el pasado año 2020. Aunque Estados Unidos va a la cabeza, hay nuevos escenarios europeos que atraen el 30% de las inversiones globales. Como inspiración, rastrea FoodTech 500, la primera lista definitiva del mundo del talento empresarial global en la intersección entre alimentos, tecnología y sostenibilidad.
- Alimentos de próxima generación. Las tecnologías enfocadas a la reducción de consumo de recursos, mejora de la eficiencia productiva y deslocalización de la producción agraria se llevan parte del foco de atención. Valga como ejemplo los avances en la agricultura local a través de la hidroponía, cómo vienen haciendo desde la startup española H2hydroponics. Veamos su ejemplo:
- Agricultura y ganadería colaborativa. Apoyadas en la tecnología, la colaboración puede introducir mejoras en la comercialización, proporcionando al productor contacto directo con el consumidor o intensificando el aprovechamiento de maquinaria especializada. Van a usarse para rentabilizar activos improductivos a través del uso por más personas que sus dueños, pues es un fenómeno consolidado en ciertos ámbitos, como en el coche compartido, vivienda, etc.
Las smart cities han llegado para quedarse, y el mundo rural tiene la oportunidad de aliarse para mejorar su competitividad y captar un relevo poblacional que siga trabajando por el arraigo y la pertenencia para la preservación medioambiental de los territorios.