Existen razones de toda índole para elegir trabajar o montar una empresa desde un lugar u otro.
Las económicas son muy poderosas, ya que de ellas depende la viabilidad del proyecto y la prosperidad de quien emprende.
Según un estudio de ESADE de 2022, la brecha económica entre el mundo urbano y rural es grande. Las ciudades generan el 65% del empleo y el 66% del PIB, mientras que las zonas rurales alcanzan solo el 2% en ambos indicadores.
¿Hay razones económicas para quedarse a trabajar en el pueblo?
¿Y razones de otro tipo?
Hemos preguntado a algunos participantes de nuestros programas Holapueblo y GIRA Mujeres para que nos cuenten por qué trabajan desde sus pueblos.
Volver al origen para quedarse
Vivir en un pueblo puede ser una elección o no.
Algunas personas nunca se han marchado, pero otras han tomado la decisión tras estos dos años tan convulsos, volviendo a sus lugares de origen para quedarse y establecerse a nivel personal y profesional.
Es el caso de Tamara Álvarez, participante en el proyecto GIRA Mujeres, que se vio obligada a volver a Sacramenia (Segovia) a raíz de la pandemia. «Lo que en un principio era una especie de “fracaso”, se ha convertido en una oportunidad de poder aportar a mi pueblo, mi comarca y sus gentes todos los conocimientos que adquirí en la ciudad y que ahora veo que pueden aportar mucho más y mejor estando en mi pueblo.»
Su proyecto Eres la repera, que fundó con dos compañeras más, ayuda a las mujeres a trasladar sus negocios rurales al entorno digital sin perder su esencia.
También volvió a su pueblo Daniel Paniagua, y lo hizo fundando Gafasvan, una óptica sobre ruedas que da servicio en la comarca de Tierra de Campos, donde antes era imposible graduarse la vista o conseguir un audífono. Contó con HolaPueblo para los comienzos, y nos comenta que volver es mucho más sencillo que buscar un pueblo donde comenzar de cero.
Buenas razones para los negocios
Muchas de las ventajas que encuentran para emprender en sus pueblos son de tipo personal, tales como la tranquilidad o la reducción de tiempos de desplazamiento, que añade más horas a la agenda del día.
La calidad de vida y el contacto con la naturaleza han sido determinantes en la experiencia de Emilio Ferrández y Elena Saiz, de Northern Traders. Tras pasar también por el programa HolaPueblo se establecieron en Tragacete (Cuenca), donde han puesto en marcha una tienda online de recreaciones históricas de piezas medievales.
Ellos explican: «Podríamos estar trabajando en un local en pleno centro de Madrid y apenas notar diferencia en cuanto a la rutina de trabajo se refiere. Sin embargo, el principal cambio se produce al salir de nuestro almacén. Los descansos son mucho más agradecidos ya que a pocos pasos de nuestro lugar de trabajo empieza el inmenso monte de pinos que rodea el pueblo de Tragacete».
En cambio, son muchas las ventajas relacionadas con el ámbito empresarial.
- Una de ellas es la competencia, inexistente al abrir un negocio o cubrir un servicio del que antes nadie se ocupaba. «No he necesitado un plan de marketing agresivo para diferenciarme de la competencia. De entrada, tienes la confianza de tus clientes que son tus vecinos. Justo lo opuesto a abrir el mismo negocio en una ciudad, donde tienes que ganarte la confianza», nos señala Daniel Paniagua.
- Los precios asequibles de locales y almacenes, algo complicado de conseguir en el centro de las ciudades. «Hemos encontrado un espacio de trabajo que hemos logrado adaptar a nuestras necesidades, y por un precio asequible. Este espacio se encuentra en el mismo edificio donde vivimos», dice Emilio Ferrández.
- Hay abundancia de posibilidades. Preguntado por aquello que la ciudad no le ofrece, Daniel Paniagua nos dio otra de las ventajas que el medio rural proporciona a empresarios y emprendedores: «Para mí, ahora mismo los pueblos ofrecen muchísimas oportunidades. Si continuamente nos quejamos de que no tenemos nada, entonces lo que habrá serán muchas oportunidades para hacer cosas». Un ejemplo son aquellos empleos sin relevo generacional, que analizamos en este blog hace unos meses.
- Tampoco se pueden pasar por alto las ayudas y subvenciones para emprender en el medio rural, que pueden llegar a ser necesarias para poner en marcha un negocio en el pueblo elegido. Pueden ser de ámbito estatal, regional o local.
¿Hay otros emprendedores trabajando en el medio rural?
Poner en marcha un proyecto empresarial en el medio rural no es algo raro, si bien es necesario desterrar la idea de la empresa como fábrica u oficina tan presente en zonas urbanas.
Daniel Paniagua señala que en su entorno se trata más bien de personas que generan un autoempleo y que tienen capacidad para desempeñar varias tareas. «En mi pueblo y alrededores no hay muchas empresas que ofrezcan varios puestos de trabajo, lo habitual es el autoempleo. Ya sea en el campo, comercios, profesiones más liberales… la gente del mundo rural estamos acostumbrados a no hacer solo una cosa, sino varias».
La misma experiencia se da en el caso de Emilio y Elena, que cuentan con todo tipo de negocios puestos en marcha por los habitantes de Tragacete, donde incluso hay relevo generacional en las actividades ganaderas.
Tamara Álvarez conoce bien su entorno rural emprendedor y señala que «la mayoría son mujeres con emprendimientos muy diversos».
Según el informe Closingap: Coste de oportunidad de la brecha de género en el medio rural (febrero 2022) las mujeres lideran los emprendimientos agrarios: el 52,3% de las mujeres agrarias ocupadas son autónomas, y tienden a ser empresarias independientes sin asalariados a su cargo. En el caso de los hombres, la cifra desciende al 39,1%.
Negocios con propósito: más que beneficio individual
La satisfacción de saber que con el trabajo se construye algo más que una empresa no es cuantificable, pero cuenta a la hora de quedarse en el pueblo a trabajar o emprender.
Señala Tamara Álvarez que las emprendedoras con las que se encuentra tienen algo en común: «hacer algo diferente, auténtico, innovador y tradicional a la vez y buscando siempre aportar beneficios a su entorno y no solo para ellas. No buscan el bien o el beneficio personal únicamente, sino que se implican para que sus negocios reporten beneficios a su pueblo y a quienes forman parte de él».
Es decir: generan proyectos en torno a propósitos, no solo buscando el rendimiento.
Esto deriva en una de las principales razones que ella menciona para quedarse: «el sentimiento de comunidad y pertenencia».
Razones personales y familiares: un pilar fundamental
En su decisión de emprender en el pueblo, otro elemento tenía bastante peso para Tamara Álvarez y Daniel Paniagua: la familia.
En el caso de la primera, volver al pueblo y forjar allí una profesión ha supuesto poder ver a diario a sus abuelos.
Para Daniel Paniagua, la razón principal ha sido poder formar allí una familia y no perderse la infancia de sus hijos: «Creo que es aquí donde las ventajas que ofrecen los pueblos son mayores. Guardería muy económica y a dos minutos de casa, una casa amplia con patio, parques, libertad y tranquilidad para desarrollarse por su cuenta, mucha familia además de los padres que pueden ayudar en cualquier momento…», dice, invocando de nuevo el sentimiento de comunidad.
Habrá tantas razones como personas
Estas son solo las de algunos emprendedores que se han establecido en un pueblo para crear un proyecto laboral y personal.
Descubrirlas y potenciarlas es el reto que tenemos por delante para que trabajar y emprender en el medio rural sea una posibilidad real, con sus ventajas e inconvenientes como cualquier otra opción, pero factible. Cambiar el discurso «a uno nuevo que cuente las bondades y las ventajas de vivir en un pueblo», como nos comenta Daniel Paniagua, es de vital importancia.