Hace ya la friolera de ocho años que nos convertimos en la primera empresa española en certificarse con el sello BCorp, una comunidad empresarial internacional que redefine el éxito en los negocios basándose en el impacto positivo y no en la cuenta de resultados. Tras nuestra entrada, más de 80 empresas han decidido dar el paso en nuestro país y unirse a las otras 3.500 empresas de 70 países que creen en otra forma de hacer negocios, y que se afanan en pasar de intentar ser las mejores del mundo, a ser las mejores PARA el mundo.
Tras estos años, el movimiento BCorp está protagonizando un gran cambio en la cultura empresarial de todo el planeta, en el que cada vez más personas apuestan por consumir y contratar de forma comprometida con el planeta y con el resto de la sociedad. Un cambio global más que necesario, pues siendo la principal fuerza económica de todos los países del mundo, las empresas tienen que arrimar el hombro para enfrentarse a los problemas de nuestro tiempo.
Pero por mucho valor que una certificación como la de BCorp nos pueda ofrecer, es necesario que empecemos a mirar más allá. La legislación en nuestro país sigue siendo excluyente de este tipo de empresas, continúa sin diferenciar a las empresas con un propósito social de las que no lo tienen. Algo que consideramos un gran atraso en relación a las nuevas lógicas empresariales, que precisan de fórmulas jurídicas y certificaciones específicas avaladas por la administración.
Es necesario el nacimiento de una Ley que contemple nuestra existencia y la de otras muchas empresas en nuestro país, una nueva norma en la que tenga cabida esta nueva forma de producción, en la que el eje vertebrador de la empresa no es solo el beneficio económico, sino también, y con igual peso, el impacto positivo en lo social y en lo ambiental.
Todo un mecanismo hay ya en funcionamiento en España para hacer esta norma posible, que nace de la alianza entre B Lab Spain, Gabeiras & Asociados, Kreab y Danone, creando un grupo de trabajo en el que buscar oportunidades para crear una nueva figura jurídica que reconozca a las empresas con propósito. Países como Estados Unidos, Argentina o Uruguay entre otros, son países del otro lado del charco que ya cuentan con normativa jurídica para este tipo de empresas, mientras que a este lado Francia o Italia son ejemplos claros de que una regulación es posible en nuestro país.
Seguramente este proceso sea largo, y desde AlmaNatura estaremos siempre haciendo lo posible para que el esfuerzo de las empresas que lideran el movimiento llegue a buen puerto. Mientras tanto, aprovechamos este espacio para contar por qué creemos que es necesario crear un marco jurídico en el que todas las empresas con propósito podamos desarrollar nuestra labor tan necesaria en el mundo:
- Las empresas con propósito son cada vez más numerosas, por lo que es necesario que exista cuanto antes una regularización de las mismas. Según un estudio de la Secretaría General Iberoamericana, que incluye España, más del 87% del PIB de la zona cuenta con unas 170.000 empresas con propósito y más de diez millones de trabajadores. Cantidad nada desdeñable y cuya tendencia es ascendente.
- La existencia de empresas con propósito no solo mejora el mundo con su acción, sino también con su ejemplo. Según el mismo estudio de la SGIB nombrado anteriormente, hay una mayor preocupación ciudadana por cuestiones medioambientales o de desigualdad en aquellos países donde se cuentan con más empresas sociales.
- Se trata de un paso más allá, que sobrepasa al sistema de la Responsabilidad Social Corporativa. Dejar de lado el uso de parte del beneficio para invertir en la solución de un problema, para pasar ese problema al centro del negocio, buscando su solución y que la obtención del beneficio sea una consecuencia de ello.
- El apoyo legislativo de las empresas con propósito hará, además, de altavoz a este modelo, sumando nuevas compañías que querrán hacer de su modelo de negocio el impacto positivo en el planeta y la sociedad.
- Estandarización de las mediciones y los resultados de las empresas. Si hay algo que dificulta la medición real del impacto en las empresas con propósito, es que al no tener un ordenamiento jurídico adaptado, cada una termina evaluando y midiendo según sus propios criterios. El apoyo de las mismas a través de una regulación que también recoja la medición del impacto, ayudará a que se puedan extrapolar mejor esos resultados y se puedan conocer en conjunto todos los beneficios que estas empresas aportan a la sociedad.
- Por otro lado, una regularización de estas características ayudaría a evitar la temida “mercantilización” de los problemas sociales y ambientales, evitando así el “social o green washing”.
Desde AlmaNatura creemos firmemente en nuestra labor y en la de todas las empresas con propósito, pero nos encontramos en un limbo legal que nunca termina de definirse. Por nosotros, por nuestros usuarios finales y aliados, y por todas las personas que tienen el propósito de sus empresas en el mismo eje que sus propósitos personales, es necesario que iniciativas como una Ley de empresas de triple impacto salga adelante y para ello el trabajo realizado desde Aulas Gabeiras para la creación de un “Libro Verde para el reconocimiento legal de las Empresas con Propósito” va a ser clave. No solo será una solución legal para nosotros, sino también una herramienta que ayude a lograr paliar los problemas sociales y ambientales del planeta.