Por Daniel Bargalló;
Al fin parece que vamos tomando conciencia de un sector que, aún hoy día, es denostado o menospreciado por muchos. Me refiero a las artes escénicas. Hasta hace poco este sector era casi un absoluto desconocido en el panorama económico nacional. Afortunadamente, se está produciendo un cambio de mentalidad proveniente de ambas partes. Para los que se dedican a esto ello supone una mayor autoconciencia de su propia importancia como un sector más de la economía, con una importante carga social y cultural que impregna el desarrollo de sus actividades. La profesionalización del sector se está logrando mediante la adopción de formas empresariales por parte de los trabajadores del mismo.
Buenos ejemplos de ello podemos encontrarlo en compañías de teatro como Los Ulen, que con el paso del tiempo han sabido establecerse como todo un referente a nivel nacional, hasta el punto de que han podido abrir una sala propia. El asociacionismo entre los empresarios de las artes escénicas también ayuda a que la consecución de objetivos o la denuncia de situaciones puedan llegar más lejos y no queden en una simple pataleta. ACTA, la asociación andaluza de las artes escénicas se encarga de aglutinar, representar y defender los intereses de sus socios, e incluso, según la propia ACTA, “de aquellos que no son socios”. Pues las decisiones del Ministerio de Cultura o de la Junta de Andalucía afectan a todos por igual.
Por otro lado, en lo que a la administración se refiere se están dando también los pasos, a veces con excesiva timidez, necesarios para un mayor reconocimiento y reforzamiento de este tipo de actividades. Las ayudas y los programas de asesoramiento empresarial así lo atestiguan. Por citar un caso clave podemos hablar de Proyecto Lunar, que está financiado por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía. Lo cual es una clave importante, pues las artes escénicas están abriendo su espectro. De lo artístico y lo cultural se está llegando a lo empresarial. Algunos ven esto con recelo, se tiende a pensar que lo empresarial choca frontalmente con lo cultural, pero pienso que no es así. Uno puede hacer muchos tipos de empresas y la filosofía de este tipo de entidades no tiene porqué ser incompatible con desarrollar una actividad cultural interesante, diferente e innovadora.
Por supuesto que hay puntos oscuros. En muchas ocasiones los desencuentros entre las administraciones públicas y el sector empresarial escénico saltan a la palestra. Pero el sólo hecho de que este tipo de conflictos encuentre un lugar como titular de noticias da que pensar sobre la importancia que poco a poco va ganando el sector. Tampoco se soluciona, y parece que irá para largo, el ya viejo problema del pago de los entes públicos. Y respecto a este tema, quisiera preguntar algo: ¿Porqué no exigir el 50% por adelantado? ¿O porqué no hacer un listado con las administraciones públicas que no pagan a tiempo? Parece que a pesar de la aparente unidad que hay en el sector, sigue habiendo un miedo a tratar abiertamente esta problemática.