La ducha, el trabajo, con amigos,…muchos son los momentos inspiradores que vivimos durante el día, donde nos surgen miles de ideas innovadoras y creativas que nos gustaría llevar a la acción. Ponemos todas nuestras expectativas en ellas, porque es algo que nace desde el deseo de hacer algo que verdaderamente nos gusta, además de aportar a la sociedad de una manera u otra. Este es el sentimiento que se repite una y otra vez en aquellas personas que ponen constantemente al servicio su creatividad ya sea para el diseño de una nueva línea de negocio, crear un producto o servicio de éxito, mejorar nuestro trabajo o el diseño de gran proyecto personal. Los sentidos se nos agudizan, la motivación de conseguir aquello que nos entusiasma y emociona recorre cada poro de nuestra piel, contamos la idea una y otra vez hasta que llega el momento de hacerla realidad, de focalizar aquello que queremos conseguir y dirigir cada una de nuestras acciones en materializar esa idea en algo tangible, algo real.
Es en el siguiente paso, cuando nos enfrentamos a las grandes dudas y bloqueos, a la inseguridad y al miedo de que aquello que nos entusiasma, no de sus frutos. Es aquí cuando estas dos figuras se separan: Personas Iniciadoras y Personas Emprendedoras. Conozcámoslas un poco mejor.
¿Quieres lograrlo?
- Iniciadores: Aquellas personas que dan forma a un sueño en su cabeza y ven la posibilidad de hacerlo realidad. Derrochan creatividad y buenas ideas que se quedan en cuadernos abandonados en los cajones o bien en lo más recóndito de su interior, postergando el momento oportuno para sacar esa idea o proyecto que puede cambiar su vida.
- Emprendedores: Aquellas personas que dan forma a un sueño en su cabeza y ven la posibilidad de hacerlo realidad. Derrochan creatividad y buenas ideas. Seleccionan la idea más viable y la llevan a la acción.
De iniciadores a emprendedores, como veis sólo hay una diferencia: pasar a la acción que se traduce en asumir riesgos, aprender de los errores, dar forma y plasmar en un papel cada uno de los pasos que se necesitan para validar nuestra idea y comprobar que tiene sitio en el mercado. A veces estamos tan cegados por la ilusión de nuestro proyecto y por la falta de conocimientos, que somos prácticamente incapaces de ver aquellos pequeños matices que hacen que nuestra idea tenga posibilidades de una trayectoria exitosa o tan sólo que vea la luz.
Es en este punto cuando la siguiente pregunta puede marcar la diferencia entre seguir iniciando proyectos en nuestra cabeza o bien emprenderlos y hacerlos realidad.
“¿Será mi idea un proyecto viable para apostar por él?”
El test del algodón
No siempre podemos contar con un equipo de asesores que analicen nuestra idea o bien tener a nuestro lado alguna persona con la experiencia suficiente para que nos ayude a concretar esa idea tan difusa que ronda por nuestra cabeza y que puede merecer la pena llevarla a la acción.
Ana Hernández Serena (@laquedijono) ha dado forma a una herramienta que asesora de forma personalizada en esta fase de tanta incertidumbre como es la etapa inicial de cualquier proyecto. El Test del Algodón es una aplicación móvil gratuita que con unas simples y certeras cuestiones personales y en cuestión de pocos minutos, puedes detectar las áreas en las que necesitas profundizar si deseas convertir esa idea en un negocio.
Iniciadores o emprendedores, que más da si el resultado final es poder llenar este mundo de nuevas y revolucionarias ideas que están esperando un pequeño empujón para ver la luz. Ese empujón que necesitas ya está al alcance de tu mano, coge un poco de agua oxigenada, algodón y descubre aquellas pequeñas manchitas que necesitan ser limpiadas para dejar reluciente y preparada tu idea y poder salir al mercado. Porque ya no los decían nuestras madres y algún que otro anuncio:
“El algodón no engaña…”
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