Desde AlmaNatura sabemos que los jóvenes son el futuro de nuestros pueblos y, por otro lado, somos conscientes de que cuanta más formación, menos posibilidades hay de quedarse a vivir en sus pueblos. Parece increíble, pero la experiencia nos demuestra que gran parte de los jóvenes formados no consiguen empleo en los pueblos, a no ser que sean emprendedores y decidan crear su propio proyecto para permanecer en el pueblo que los vio nacer. A pesar de que la opción del emprendimiento no es sencilla, cada vez más personas jóvenes se atreven a dar el paso —y nosotros contentos—. El Proyecto GIRA Jóvenes trabaja con muchos de ellos.
Sabemos que son muchas las cosas que tienen que cambiar. Una de ellas, ser capaces de escuchar a este sector de la población y que las iniciativas de los jóvenes vengan desde los propios jóvenes. Por eso hemos decidido en este post cederles el espacio a dos jóvenes de las Sierra de Huelva y escuchar lo que nos tienen que decir.
Manuel Ruíz Delgado – 23 años.
Lugar de nacimiento: Higuera de la Sierra (Huelva). Estudios: Grado en Gestión Cultural (Universidad de Huelva) y Máster en Gestión del Patrimonio desde el Municipio (Universidad de Córdoba).
¿Qué balance haces de la situación de los jóvenes que viven en un pueblo?
Vivir en un pueblo es todo un lujo en el más amplio sentido de la palabra. Los pueblos reportan a quienes viven en ellos una serie de beneficios que la ciudad jamás podrá ofrecer: tranquilidad, comodidad, paz…; pero ¿sólo necesitamos lo sensorial de los pueblos?, ¿devuelven los pueblos a los/as jóvenes lo que ellos/as dan? Mi respuesta a ambas preguntas es “no”.
Los/as jóvenes, al igual que el resto de personas que habitan los pueblos, disfrutamos de la libertad que vivir en un pueblo ofrece, de pasear por el campo, del silencio que se rompe con el sonido de los pájaros… pero necesitamos algo más. Necesitamos que se apueste por nosotros/as, por los/as jóvenes preparados, con estudios de grado medio, superior y universitario, por quienes tenemos ganas e ilusión, pero sin oportunidades. Necesitamos sentirnos escuchados/as, saber que tenemos voz y que se nos tiene en cuenta tanto en el día a día como en la programación y el desarrollo de actividades de todo tipo, especialmente las dirigidas a nosotros/as. Eso es lo que más echo de menos siendo joven en un pueblo de 1.300 habitantes. Revertir esta situación debe ser un trabajo conjunto entre los/as representantes de las instituciones públicas y los/as propios/as jóvenes.
¿Qué haría que te quedaras en el pueblo?
Es difícil acceder a puestos de trabajos e incluso emprender siendo joven en un entorno rural. Las oportunidades laborales de ciertos estudios en estos entornos son muy reducidas y el miedo a emprender tu propio negocio siendo joven es muy alto.
Probablemente el único motivo que haría que continuase viviendo en el pueblo estaría relacionado directamente con lo laboral. Quienes llevamos años formándonos y recientemente hemos finalizado esa etapa vemos cómo la inserción en el mundo laboral relacionado con tus estudios es muy complicada, especialmente en los últimos meses por los estragos que la pandemia está dejando. Es por ello por lo que, en el caso de que aparezca una oportunidad de desarrollarme profesionalmente en lo que me he formado, no dudaría en irme a cualquier punto de nuestro país. Sería un privilegio poder encontrar esa oportunidad en mi pueblo o en el entorno cercano. Ojalá sea así, aunque a día de hoy me parece una utopía.
¿Qué estás dispuesto a hacer para que esto cambie?
Es difícil cambiar una situación que desde hace décadas se viene dando en los entornos rurales: la despoblación. En muchos casos este triste suceso está directamente ligado a la fuga de jóvenes rurales que se marchan en búsqueda de nuevos horizontes laborales acordes con su formación. Intentar que esta situación cambie es fundamental para el futuro de nuestros pueblos, y es ahí donde los/as jóvenes debemos dar un paso adelante.
Hay que hacer autocrítica y reconocer que en muchos casos, la costumbre y la falta de valentía hace que los/as jóvenes nos acomodemos y nos movamos en la queja en lugar del trabajo. Esta situación está también provocada por la escasa comunicación que tenemos los/as jóvenes con los/as representantes de las instituciones públicas más cercanas y la consecuente falta de sentirnos escuchados/as.
Respondiendo a la pregunta, no es sólo que esté dispuesto a hacer algo, es que considero que este es el momento. Es el momento de que los jóvenes nos expresemos, nos desahoguemos y sobre todo trabajemos por nosotros/as mismos/as y por nuestros pueblos. Nos toca agruparnos, participar de la vida social y cultural de nuestros pueblos, trabajar en asociaciones y hermandades.
Rebeca Márquez Cordero – 19 años.
Lugar de nacimiento: Arroyomolinos de León (Huelva). Cursando 2º año de Educación Social (Universidad de Huelva).
¿Qué echas de menos como joven en tu pueblo?
Echo de menos un ocio más diversificado en lo que respecta a nuestra edad, creo que podrían proponerse más actividades dirigidas específicamente a los jóvenes (y no solo a los niños), y además consultarlas con nosotrxs para que tengan éxito, ya que las pocas cosas que se ofertan no suelen ser de nuestro interés. Así que creo que faltan oportunidades para pasar un tiempo libre de calidad, y que no todo sea estar en los bares, por ejemplo, ya que aunque a muchos les guste, hay quienes preferirían otras actividades, o no siempre hacer lo mismo. Y, sobre todo, que no sólo sean actividades puntuales, sino duraderas, y más específicas para nosotrxs, como las hay solo para los niñxs o los mayores. Creo que se debería generar un espacio determinado en el que nos sintamos a gusto.
También echo de menos en relación con los jóvenes la atracción de estos al pueblo, ya que al final se quedan desnutridos de esta franja de edad, que es la que, en mi opinión, más vida da a los pueblos, y pienso que los ayuntamientos, por ejemplo, deberían invertir más en ello.
¿Qué haría que te quedaras en el pueblo?
En lo que a mí respecta, esa idea entra en mis planes de futuro, aunque sé que en los de muchxs no. Lo que me hace quedarme es la tranquilidad, el ambiente saludable, el lado más sano de comunidad, la naturaleza y todos los beneficios que trae. En una ciudad me sentiría encerrada.
Me gustaría ver un pueblo en el que los movimientos sociales no se apaguen o que las personas estén más unidas por un buen desarrollo del propio pueblo, ya que creo que muchxs tenemos ideas de prosperidad pero no se llevan a cabo. Por ejemplo, pequeños grupos de personas que limpiasen los barrancos de manera altruista. Y, también en relación a esto, creo que muchos jóvenes huyen de lo rural por pertenecer a la comunidad LGBT o motivos relacionados, como la etnia. Con esto no quiero decir que en las ciudades no exista acoso o discriminación, pero los pueblos son más pequeños y todos nos conocemos, por lo que esta situación suele agravarse. Por ello, creo que un plan de concienciación desde los niñxs en el cole hasta los adultos debería tomar gran importancia, basándose en un plan de igualdad, diversidad y educación sexual. Además, otra de las cosas que nos aleja de los pueblos es el pensamiento de que en la ciudad conocemos a personas más diversas o tenemos más opciones para elegir, por lo que creo que en los pueblos deberían existir actividades más diversas, pero adaptadas (en relación a la primera cuestión). Por ejemplo, si en los pueblos no puede haber cine, pueden existir autocines todos los fines de semanas.
Estas son solo algunas ideas, pero creo que reflejan todas las oportunidades que podemos seguir explorando en los pueblos.
¿Qué estás dispuesta a hacer para que esto cambie?
A mí me encantaría crear “grupos de acción” o algo parecido en los que se trabajasen muchos ámbitos, y estaría dispuesta a hacerme cargo, solo necesitamos unir a más gente con entusiasmo. Además, estoy estudiando Educación Social y todos los frutos que pueda sacar de la carrera me gustaría aplicarlos en nuestro entorno y quedarme aquí para desarrollarlos.
Por último, me gustaría decir, que creo que todxs los que queremos que algo cambie debemos ponernos en marcha ya que todos los pasitos cuentan, pero si nadie se anima no podremos cambiar nada, así que me gustaría que los jóvenes nos podamos unir para cambiar aquello que echamos de menos.
No se puede decir más claro, démosles oportunidades a los jóvenes para que pongan todo su talento al servicio del desarrollo económico y social de nuestros pueblos. Son presente y futuro.