Durante siglos, rebaños y pastores recorrieron a pie los casi 125 mil kilómetros donde se extienden las cañadas reales que cruzan la península ibérica. Sus pasos no sólo creaban y mantenían vivos antiguos caminos, también conectaban ecosistemas y comunidades enteras mientras cuidaban la tierra y su gente. Sin embargo, la modernidad, la despoblación rural y la presión de modelos productivos dominantes (con claros impactos negativos en las personas y los recursos naturales) han puesto en jaque esta práctica milenaria.
La trashumancia, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, corre el riesgo de desdibujarse en la memoria de nuestras comunidades. Surge entonces una pregunta urgente: ¿cómo conseguir que quienes habitan el presente (y quienes vendrán después) la descubran, la aprecien y se sientan parte activa de su continuidad?
En un mundo que corre demasiado deprisa, la trashumancia nos recuerda que hay otra forma de habitar el planeta: más lenta, más consciente y con más raíces. Pero transmitir ese mensaje requiere nuevas narrativas, propuestas y, sobre todo, experiencias que calen más profundo.
Un turismo que revitaliza la trashumancia
El turismo, diseñado desde el respeto y coherencia, puede ser una poderosa herramienta de regeneración. No hablamos de un turismo masivo y extractivista que erosiona el territorio, sino de un turismo consciente y también colaborativo, que revaloriza la identidad local y fomenta el arraigo mientras pone la vida en el centro.
Las experiencias turísticas vinculadas a la trashumancia son capaces de mostrar a las personas visitantes cómo se vive la conexión entre naturaleza, cultura y comunidad. Rutas a pie acompañando a pastores/as y rebaños, degustaciones de productos locales, talleres de lana, conciertos en antiguos corrales, visitas a museos de la ganadería tradicional… Cada propuesta es una puerta abierta a un mundo que parecía olvidado, pero que tiene mucho que aportar a los retos actuales.
Además, estas experiencias aumentan la integridad y vitalidad de los territorios generando empleo, fortaleciendo a las comunidades locales y diversificando las economías rurales. Y lo hacen desde la autenticidad, sin artificios ni espectáculos: mostrando la vida tal cual es, con su esfuerzo, sus silencios y su belleza.
Convirtiendo la complejidad en creatividad
Por supuesto, no se trata de una tarea sencilla. Hablar del medio rural es hablar de contrastes. A primera vista, puede parecer un espacio con menos infraestructuras, servicios y visibilidad. Pero si nos enfocamos en el enorme potencial, esas mismas condiciones encierran una riqueza única para quienes buscan nuevas formas de vida (y de viaje).
Porque cada obstáculo puede convertirse en una oportunidad:
- Menos infraestructuras turísticas (al menos de las clásicas) dan lugar a experiencias más auténticas, alejadas de la masificación y abiertas a la personalización.
- El desconocimiento de la trashumancia en entornos urbanos (y no sólo urbanos) se transforma en la posibilidad de sorprender y emocionar a quienes descubren por primera vez este legado milenario, y de paso, el inmenso valor del mundo rural.
- La diversidad de agentes locales (ganadería, artesanía, hostelería, administraciones) constituye un ecosistema lleno de talento y creatividad con posibilidades de colaborar.
- El respeto a los ritmos de la naturaleza y de los animales no es una dificultad o un freno, sino un recordatorio poderoso de que hay que viajar de otra manera, más lenta, más consciente. Respetando los ciclos vitales y de la madre tierra.
Lejos de ser un obstáculo, la complejidad del medio rural es la semilla de la innovación y del turismo regenerativo. Allí donde la prisa no llega tan fácilmente, florecen experiencias capaces de transformar a quienes las viven, aunque sea por un momento.
Así nace Caminos Trashumantes
Un proyecto liderado por la Fundación Monte Mediterraneo e impulsado por el Ministerio de Industria y Turismo en el marco del programa Experiencias Turismo España, con financiación europea (Next Generation EU). Su propósito: recuperar, promover y poner en valor la trashumancia a través de experiencias de turismo sostenible.
¿Qué ofrece?
- Rutas trashumantes: itinerarios a pie, en bicicleta o vehículo, gracias a la digitalización de cañadas reales como la Leonesa Occidental o la Conquense/Soriana.
- Club de Producto Turístico Sostenible: una red de agentes (alojamientos, restaurantes, artesanos, espacios visitables, transporte, etc.) que se unen para ofrecer una experiencia integral y coherente con los valores de la sostenibilidad.
- Experiencias piloto: almuerzos pastoriles, talleres de lana, visitas guiadas en dehesas o museos, conciertos y convivencias, que ya están mostrando el potencial del proyecto en comunidades locales.
- Manual de orientación y sensibilización, pensado tanto para agentes del Club como para turistas, que promueve prácticas sostenibles en lo ambiental, lo social y lo económico.
En definitiva, unirse a Caminos Trashumantes es abrir la puerta a un sinfín de posibilidades: dar visibilidad a iniciativas rurales que muchas veces permanecen ocultas, crear colaboraciones entre entidades que comparten propósito, impulsar una economía circular que genera empleo local y construir itinerarios turísticos de calidad, respetuosos con el entorno y con las comunidades que lo habitan.
Significa ser parte de un movimiento colectivo que preserva un legado cultural y ecológico de incalculable valor, contribuyendo a que la trashumancia no solo sobreviva, sino que inspire a generaciones presentes y futuras.
AlmaNatura se une al camino de la trashumancia
Desde AlmaNatura sabemos que la regeneración rural solo es posible cuando unimos cultura, empleo, educación, salud y tecnología. Nuestro propósito desde 1997 ha sido fijar población al territorio, evitando la despoblación y generando alianzas público-privadas para empoderar a las comunidades. Por eso, cuando nos encontramos con iniciativas como “Caminos Trashumantes”, no dudamos en apoyarlas y difundirlas. Porque fortalecen justo aquello en lo que creemos: la capacidad del medio rural de ser semilla y testigo de cambio.
El 18 de septiembre en AlmaNatura Lab, en colaboración con nuestra Fundación AlmaNatura tuvo lugar el evento “Tejiendo Red”, un nuevo espacio de encuentro para la trashumancia donde se dieron cita agentes locales con el objetivo de crear un espacio de comunicación y trabajo colectivo en torno a nuevas ideas y propuestas que revitalicen la cultura trashumante. Durante la jornada se compartió la situación actual de la trashumancia en España, se difundieron las acciones que impulsa Caminos Trashumantes y se abrió un diálogo participativo para imaginar cómo fortalecer este legado común. El encuentro concluyó con una degustación de productos locales de la Dehesa San Francisco, que puso en valor la riqueza gastronómica ligada a esta tradición milenaria.

La cultura trashumante no solo aporta belleza y autenticidad: aporta soluciones concretas frente al cambio climático (conservación de ecosistemas), la despoblación (empleo rural) y la pérdida de identidad (cultura y arraigo comunitario).
Testimonios y vivencias del camino recorrido
La trashumancia sigue respirando gracias a quienes han crecido en ella, a las manos que convierten la lana en arte y a quienes miran los paisajes pastoriles con ojos de aprendizaje. Estas voces son memoria viva de una práctica que no se quedó en el pasado, sino que hoy sigue dando sentido a la vida en los pueblos y abriendo caminos hacia el futuro.
La trashumancia es un patrimonio vivo, y su futuro depende de lo que hagamos hoy.
Fortalecerla a través del turismo sostenible no es solo una oportunidad económica, es una manera de regenerar lo rural y de reconectar(nos) con la naturaleza.