Parece que hablar de medio ambiente en época de crisis, puede ser un poco osado. Hay un montón de necesidades que cubrir antes que ponernos a trabajar en cosas tan lejanas como puede ser el cambio climático.
Esta fue una de las primeras cuestiones que se planteó a los futuros profesionales de Educación Ambiental en la Universidad de Huelva en el curso que impartí con el título “Formación en Educación Ambiental y Volutariado”
¿Cómo enfrentarnos ante las necesidades cambiantes de los colectivos? La herramienta indispensable para poder desarrollar una educación efectiva en el campo del medio ambiente, es el conocimiento exhaustivo de los colectivos e individuos que van a ser objeto de nuestro proceso de aprendizaje y de sensibilización. Es decir, darles a conocer el vínculo entre la satisfacción de sus necesidades y el respeto por su entorno, demostrarle la repercusión en sus intereses de sus acciones diarias, etc. Esto puede generar pequeños cambios de comportamiento favorable, para incorporar el medio ambiente a las necesidades personales.
Por lo tanto, ¿Qué variables ambientales pueden ocasionar agitación entre los grupos?
Muchos científicos apuestan por la posibilidad de que el ser humano, en el ámbito de la educación ambiental, actuará, si no implica un gran esfuerzo en su vida cotidiana, como por ejemplo el reciclaje, alimentos o decisión en política ambiental, etc. Sin embargo, en temas como puede ser el transporte o el consumo de energía que influyen directamente en el bienestar de una persona, parece que cuesta más modificar o sensibilizar comportamientos.
Conocer de cerca a los colectivos, nos permitirá localizar dos grandes cuestiones que se hace indispensable para generar campañas efectivas:
- Motivación: Intención de actuar.
- Competencia: El contexto que nos ofrece posibilidad para realizar de forma correcta la acción.
Por lo tanto, empecemos por analizar aquello que nos va a mostrar la clave del éxito en la concienciación medioambiental, los propios colectivos. No todos son iguales, no todos tienen la mismas necesidades y motivación, por lo que el primer paso para el profesional de la Educación Ambiental, será, observar y analizar a los actores implicados y profundizar en sus intereses, porque en ellos, estará la clave para seguir trabando y trazas una metodología más real que incorpore el comportamiento sostenible como una herramienta indispensable en la construcción de nuestro bienestar social.
A continuación muestro algunas de las presentaciones utilizadas en el curso: