Abrir un negocio en el pueblo o desde el pueblo es el sueño de muchas personas. Pero pasar del sueño a la realidad requiere trabajo, tiempo y a veces ayuda.
En AlmaNatura somos parte de esa colaboración que muchas personas necesitan para comenzar sus negocios en el rural. Uno de los proyectos en los que participamos es GIRA Mujeres de Coca-Cola, esta iniciativa empuja emprendimientos de mujeres rurales para que sus primeros pasos sean más seguros.
Hemos hablado con Mónica Cambra, una de las actuales participantes de GIRA Mujeres, para que nos contara su experiencia lanzando un proyecto en el pueblo, y lo que supone conciliar la vida laboral y personal en un entorno rural.
Mónica Cambra está participando con su proyecto «Mamá Cuidada, Mamá empoderada», con el que ayuda a las madres para que tengan recursos para su cuidado físico, psíquico y emocional. También trabaja en talleres grupales de mujeres, no necesariamente madres, para prevenir la violencia de género y sus repercusiones, e imparte talleres de yoga.
Este no es el primer emprendimiento de Mónica Cambra: por eso nos ha interesado tanto todo lo que nos ha contado sobre cómo está emprendiendo ahora mismo, cómo es emprender y conciliar la vida familiar en el pueblo, y las enormes posibilidades que ella ve a la hora de emprender en el rural.
Estás emprendiendo en Cabezuela (Segovia), un pueblo de menos de 700 habitantes. ¿Has vivido siempre allí?
No, yo no soy de Cabezuela. Nos hemos mudado aquí hace un poco más de un año. Vivía con mi familia, mi marido y mis hijos, en Castro Urdiales (Cantabria), que a efectos de población y de dinámica es como una ciudad. Decidimos venir aquí porque yo había trabajado hace muchos años en esta zona, y tenía muy buen recuerdo de cómo se vive aquí, de la tranquilidad, de la facilidad, de la comunidad.
También queríamos vivir en una casa en tierra: abrir la puerta y estar en la calle, y esto está siendo también muy agradable porque antes vivíamos en un piso. Ver florecer la vida desde sus ciclos naturales es fascinante.
¿Cómo es la experiencia de comenzar un negocio en el pueblo?
Por un lado, mi experiencia de emprender en el pueblo está siendo costosa. Ahora mismo estoy moviendo los talleres grupales a nivel municipal por los ayuntamientos y esto está siendo bastante costoso, ya que tienen que ver con una temática relacionada con la violencia de género. Las sociedades de Castilla a nivel rural son muy tradicionales y cuesta un poco hacer entender que si las mujeres no se cuidan, se pierden en el cuidado a los otros.
Ahora mismo, a nivel de terapia individual, no estoy trabajando con nadie de forma presencial, y aunque mi intención es trabajar más online para ampliar mi abanico de clientas, creo que esto también tiene mucho que ver con la idiosincrasia del pueblo. Cuesta acudir a una profesional como yo, que no soy psicóloga. Estoy especializada en terapia familiar, pero solemos pensar: “bueno, con la familia ya vamos tirando”. Aquí las familias son grandes, son extensas, cuando no se hace cargo la abuela, se hace cargo la tía, o la otra prima… Y la dinámica es diferente a nivel relacional.
Pero, por otro lado, en mi experiencia en los pueblos las personas se comprometen mucho. Es decir, si te dicen que van a venir al grupo de yoga, vienen. Y además, si no pueden venir, te avisan y se comprometen todo el curso. Esto, cuando era emprendedora en la ciudad, no me pasaba.
¿Cómo están recibiendo en el pueblo un negocio como el tuyo? ¿Hay otros emprendedores u otros negocios con los que puedas hablar?
Para mí la clave está siendo el encuentro con otras emprendedoras de la zona. Otra emprendedora me pasó la información de GIRA Mujeres, y me ha puesto en contacto con un grupo de emprendedoras que hay aquí en la zona y está siendo mi salvación a todos los niveles: a nivel interno, a nivel de dinámica, a nivel de información… a muchos niveles.
¿Qué es lo que más te está costando de emprender en el rural?
Como una parte de mi trabajo consiste en que los ayuntamientos acepten la propuesta, me está costando mucho llegar a las personas indicadas, a las que tienen poder de decisión para llevar estos talleres a cabo o no. A nivel económico, me está costando fijar los precios. A lo mejor en un sitio más grande el dinero se gasta de otra manera y en otros recursos. Al dedicarme a un sector que no es de necesidad primaria, sí que noto que a las mujeres del pueblo a veces les cuesta invertir el tiempo y el dinero en su propio cuidado.
Y ahora cuéntanos el lado bueno: qué ventajas viste a comenzar un emprendimiento desde el pueblo.
Algo que he ido observando es que todo es mucho más familiar. Yo ofrezco una propuesta y hablo con mis vecinas, se la cuento y no es tan impersonal como lanzar una oferta y que llegue quien llegue, sino que voy adaptando mi mensaje a personas con las que convivo día a día, y esto me encanta.
Otra ventaja que he visto son las conexiones entre personas: rápidamente una persona me conecta con otra para hacer una colaboración, o conecto con otra mujer que tiene otro servicio pero que podemos hacer algo juntas, o me recomiendan a otro alcalde al que le puede interesar.
Además, el feedback es genial también. Por ponerte un ejemplo, en los talleres que he estado haciendo por la zona, dan mucho lugar a la reflexión y a la concienciación sobre cómo estamos viviendo las diferentes violencias, cómo nos relacionamos con eso y cómo generamos un autocuidado. De pronto, yo noto que las mujeres en el taller se van quedando con las cosas, y luego voy al centro de estética del pueblo y la mujer me dice que le han hablado de mí, que le encanta y que ella quiere participar también. Y esto no me había pasado nunca de forma tan directa.
También hay algo que adoro de emprender en el pueblo: la gestión de los tiempos. Por ejemplo: estoy al ordenador dos horas, tengo la cabeza ya colapsada, me levanto, cierro y nada más salir por la puerta puedo pasear en un entorno natural, en silencio. Mi sistema nervioso se regula una barbaridad solo por el hecho de estar en un espacio natural, silencioso y tranquilo.
¿Cómo vives la conciliación personal-profesional en un pueblo?
Yo tengo dos niños pequeños, de 3 y 6 años. Y desde que nos hemos mudado nuestra vida es mucho más fácil, mucho más tranquila, más segura. La verdad es que yo estoy muy cómoda aquí porque a mí me permite conciliar mis tiempos de una manera mucho más fácil.
Primero, por el tiempo que no empleo en desplazamientos.
Segundo, porque puedo tener mucha más disponibilidad para atenderles, para acercarme al colegio, a la compra, a otro tipo de cosas.
Y luego me encanta que todo el pueblo nos conozca y eso me da mucha seguridad para con la crianza: puedo quitar un poquito la mirada de mis hijos y sé que van a estar mirados por cualquier otra persona del pueblo.
Sí que es verdad que aquí yo echo en falta recursos: antes tenía una guardería a la que mis hijos podían acudir por la tarde en forma de ludoteca, o tenía otros servicios para que jugasen. Pero no lo echo en falta a la hora de conciliar, sino quizás a nivel de ocio familiar: aquí hay muy pocas opciones. Desde que vivimos en el pueblo estamos mucho más en la naturaleza. Ahora es nuestra opción de ocio, pero tampoco tenemos otra. Me encantaría que esto fuera transformándose en los pueblos.
Estás participando en la edición actual de GIRA Mujeres. ¿Cómo está siendo tu experiencia y en qué te está ayudando a poner en marcha tu proyecto?
Mi experiencia con GIRA Mujeres está siendo muy gratificante. Este es mi segundo emprendimiento y la vez anterior me sentí muy sola y con muy poca información. De hecho, yo soy una persona muy buscadora, yo me informo, busco, se me da bien buscar recursos, no tengo ninguna dificultad en eso, pero incluso estando en un lugar donde había muchos más recursos me encontré bastante sola. Ahora siento que pertenezco a un espacio que, para mí, como emprendedora, es muy importante.
Lo que más me gustó de GIRA Mujeres fue que la formación fue muy completa. Fueron ocho sesiones de formación donde se tocaron todas las temáticas necesarias para emprender, y me parecieron oro puro, muy concretas, con un contenido muy valioso y muy amplio. Yo, que llevo mucho tiempo recibiendo información en emprendimiento, nunca había tenido al alcance un conjunto tan valioso de información.
Además, me encantó el trabajo de la dinamizadora: se respetaban mucho los tiempos. Yo tengo que jugar muchísimo con mi tiempo para conciliar. Entonces, si se retrasa el inicio de una sesión, se retrasa la salida: de formaciones, de talleres, de trabajos… y para mí es un problema. Nuestra dinamizadora empezaba a la hora y terminaba a la hora, y esto es una liberación.
¿Crees que tu negocio tendrá un impacto en Cabezuela? ¿Has observado algún impacto hasta el momento?
El mayor impacto que veo es social. Y tiene que ver con que las mujeres que acuden a los talleres de pronto empiezan a abrir su perspectiva sobre qué significa la carga que traemos con el rol femenino, con lo que se espera de nosotras por ser mujeres y cómo podemos atender nuestros cuidados y los cuidados de los demás sin perdernos. Y para mí esto es brutal, porque me van llegando comentarios como: “no me había dado cuenta”, o “es mucho más sencillo de lo que parece” o “acepto quién soy”. Para mí esto es muy grande.
También me estoy dando cuenta de que hay personas (mujeres, sobre todo) que, a través del yoga y de la mano de su médico de cabecera, pueden ir reduciendo la medicación que toman, porque empiezan a sentirse mejor.
Y luego intento impactar de otras maneras: siempre llego a los talleres con infusiones y galletas de las tiendas locales, y los vasos que utilizo para las infusiones son reutilizables, para generar el mínimo residuo posible.
Danos alguna última recomendación que quieras transmitir a quien esté pensando en crear un emprendimiento social desde el pueblo.
A otras emprendedoras que están empezando a emprender en el mundo rural, les diría adelante. Es decir, ¿hace falta tanto? Estamos casi con un lienzo en blanco en el mundo rural, podemos hacer cualquier cosa. A lo mejor esto no pasa tanto en una ciudad, pero en el mundo rural hay tan pocos recursos y tan pocas personas con formación especializada, o con proyectos con algo diferente, que las sinergias son maravillosas.
Es cierto que también les diría que, económicamente, se necesita una base estable de ingresos para poder sostener el proyecto el tiempo necesario. En mi caso, esa base es la de mi pareja. Además, los ingresos serán inestables. Hay meses que yo ingreso de cuatro proyectos y hay meses en que no ingreso de ninguno. Esto hay que tenerlo en cuenta, hay que saber navegar con la incertidumbre.
Pero adelante, porque quien es emprendedora es emprendedora, no tiene otra. La pasión que mueves, la creatividad, el disponer de tu tiempo a tu ritmo, lo que puedes generar, hacer… todo eso me parece una maravilla.
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Mónica ha encontrado en Cabezuela (Segovia) el lugar que estaba buscando para comenzar su negocio y asentar su familia. Sigue caminando en su emprendimiento, poniendo en marcha sus ideas de negocio tras haber pasado por la edición actual de GIRA Mujeres.
Nos quedamos con sus ganas de transformar la sociedad rural a través de su proyecto y con el lienzo en blanco que ella ve en los pueblos, donde caben todas las posibilidades para los emprendimientos sociales como el suyo.
Si estás pensando en emprender en el pueblo, en AlmaNatura podemos ayudarte. Llevamos más de 25 años ayudando a poner en marcha negocios como el de Mónica. Mira nuestros proyectos.