¿Qué consecuencias tiene consumir alimentos de proximidad?

Nuestra relación con la agricultura y ganadería local repercute en nuestro entorno social, económico y salud.

Desde hace ya algunos años estamos familiarizados con una tendencia en materia de alimentación relacionada con la comida de proximidad. Son bien conocidos el movimiento Slow food y los alimentos o restaurantes Km 0. En realidad, es lo que se ha hecho “toda la vida”: comer lo cercano y de temporada. Pero, desde hace varias décadas, esta forma de vida empezó a ser desplazada en pro de la disponibilidad de una gran variedad de alimentos, sin importar su origen o la distancia recorrida, dentro de un mercado a merced de las modas y la publicidad.

Me apasiona el tema de la alimentación humana y me gusta hablar con las personas mayores, sobre todo del entorno rural donde vivo. Tenemos mucho que aprender de ellos y ellas. Tanto si cultivaban sus huertas como si no, en la alimentación diaria de antaño encontramos la base de una vida más sana. A muchas de estas personas mayores les cuesta reconocer como comida algunos de los productos que hoy encontramos en los supermercados y se extrañan cuando les hablas sobre la procedencia del salmón o las legumbres o el sistema productivo para la obtención de las fresas. Hablemos más con las personas: el conocimiento del pasado puede suponer una forma de acercarnos a las soluciones que necesitan algunos de los problemas del mundo rural de hoy, en el que es preciso poner en valor y lograr un mercado continuado para los productores locales.

El movimiento Slow Food

El movimiento Slow Food, convertido en una asociación global presente en 150 países, fue fundado en 1986 en Italia. A sus miembros les une el placer por la buena comida y el compromiso por su comunidad y el medio ambiente. Se trata de un movimiento sin ánimo de lucro que lleva a cabo diversos proyectos como El Arca del Gusto, Baluarte o Comunidades del alimento. En ellos se intenta conservar el trabajo de los productores, artesanos y distribuidores locales a la vez que se acercan al público alimentos locales y ecológicos de calidad.

Entre sus proyectos más famosos e importantes están los conocidos Restaurantes Km.0 , denominación que reciben aquellos establecimientos que tienen en su carta un mínimo de cinco platos Km 0. ¿Y qué hace que un plato sea considerado como tal? Un 40% de los ingredientes, incluyendo el principal, deben ser locales, lo que implica que el restaurante los ha de comprar directamente al productor y que este los haya producido en un radio máximo de 100 kilómetros. Además, se establece como criterio general evitar alimentos obtenidos a partir de transgénicos.

Más allá de este movimiento, que lleva a cabo una importante labor de concienciación y visibilidad (aunque su accesibilidad puede resultar limitada y, por lo tanto, elitista) veo la proximidad como un valor añadido en la elección de nuestra alimentación y consumo.

¿Qué consecuencias tiene consumir alimentos de proximidad?

Si se volviera de forma masiva a la comida de proximidad obtendríamos unos cambios muy positivos para la vida de muchas personas. Un modelo de estas características contribuiría no sólo a generar nuevos hábitos más saludables sino también a:

  • Generar productos mucho más frescos que conservan mejor sus propiedades originales (siempre que el transporte y el almacenamiento sean los adecuados), dada la corta distancia que recorren.
  • Reducir la contaminación producida mediante el transporte. El concepto “alimentos kilométricos” describe la desproporción y la insostenibilidad en gasto energético del modelo de compra lejana, así como su incidencia en el cambio climático.
  • Impulsar la economía local, haciendo sostenibles pequeñas explotaciones en municipios pequeños, contribuyendo al desarrollo del entramado empresarial cercano.
  • Contribuir al equilibrio nutricional mediante una alimentación realmente sana y variada, que implica la revisión de los menús, con el objetivo de incorporar un nivel óptimo de verduras, frutas y legumbres en detrimento de los excesos de fritos, proteína animal y bollería industrial.
  • Fomentar el desarrollo del medio rural y la economía agraria, promoviendo una relación de reconocimiento mutuo entre los ámbitos urbano y rural.
  • Contribuir con la creación de comedores escolares en pequeños municipios, facilitando el asentamiento de población joven que demanda servicios educativos en el mundo rural.

El consumo de alimentos de proximidad ayuda al desarrollo del tejido rural de cada zona, conservando y mejorando además la riqueza de nuestro patrimonio agrario y paisajístico. No obstante, se debería favorecer el establecimiento de mercados locales que pudieran hacer más accesible la comida de proximidad y ésta se convirtiera en un nexo real entre productor y consumidor.

Todas estas ventajas están al alcance de la mano si vives en un entorno rural ya que es más fácil encontrar a productos cercanos de temporada. Si vives en la ciudad siempre puedes recurrir a los grupos de consumo agroecológicos, de los que hablé en un post anterior o comprar directamente a productores por Internet.

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