Ya en 2014, la Ley General de Telecomunicaciones establecía el derecho de la ciudadanía a obtener una conexión a la red pública para acceder a internet de forma funcional, independientemente de su localización.
Y, más recientemente, la llegada de la pandemia y la posibilidad del teletrabajo han dado un impulso social y económico a los esfuerzos por solucionar esta necesidad.
Un ejemplo es el Programa de Extensión de la Banda Ancha de Nueva Generación (PEBA-NGA), que nació en 2020 para aumentar la conectividad a través de banda ancha y que, en 2023, tiene previsto llevar internet de alta velocidad al 92,5% del territorio de Extremadura, al 92,2% de Aragón, al 89,3% de Castilla y León o al 86,5% de Cantabria.
Conectividad funcional: una necesidad imperiosa
Y es que la conexión de alta velocidad en el rural es una necesidad imperiosa para evitar la pérdida de población y lograr nuevos habitantes.
No solo en el rural español, sino en toda Europa.
Un ejemplo lo vemos en las Islas Hébridas Occidentales, al noroeste de Escocia, un territorio de 119 islas que cuenta con una población de 9 personas por km2 (una densidad menor de 10 personas por km2 se considera desierto demográfico).
En 2019, algunas comunidades de las Hébridas recibieron la mejor fibra de banda ancha de Reino Unido, lo que claramente supuso una mejora para sus habitantes, sobre todo para aquellos que tenían negocios:
Como explican algunos emprendedores locales en este vídeo de la BBC: “(Enviar) seis emails tomaba aproximadamente media hora”, “No podíamos trabajar desde casa”.
Y es que hoy en día, una conexión rápida, funcional y fiable a internet en los pueblos es esencial:
- Para gestionar cualquier tipo de negocio: para vender productos o servicios online, hacer networking o tener reuniones con clientes.
- Para hacer gestiones sin desplazamientos: la mayoría de pueblos tienen las sucursales bancarias, los juzgados o las oficinas de la Seguridad Social o Hacienda a kilómetros de distancia. Los trámites por internet facilitan hacer gestiones administrativas sin necesidad de desplazarse.
- Para acceder a recursos educativos: necesarios tanto información para hacer deberes para el colegio, escribir trabajos para el instituto o realizar cursos online sobre cualquier temática.
- Para disfrutar del ocio y la cultura: para quien no tiene un cine en 150km a la redonda, poder ver un estreno en una plataforma de streaming puede ser una alternativa de ocio más que viable.
Básicamente, un internet funcional acerca a la población de los pueblos posibilidades que antes solo podían disfrutar quienes vivían en la ciudad.
Sin embargo, aunque las ventajas del acceso a internet de alta velocidad son incontestables, este debate necesita que nos hagamos una pregunta:
¿Es el internet de alta velocidad todo lo que el mundo rural necesita para acabar con la despoblación?
Al centrar el debate en la necesidad, real e incontestable, de que todas las personas puedan disfrutar de internet funcional vivan donde vivan, corremos el riesgo de dejarnos seducir por la idea de que el internet de alta velocidad es lo único que el mundo rural necesita para acabar con la despoblación.
Y, aunque la conexión fiable a internet es necesaria para evitar que nuestros pueblos sigan perdiendo gente, no es suficiente.
La conectividad por sí sola no va a acabar con la despoblación.
Por dos razones:
- Gran parte de la población actual de los pueblos (sobre todo, la población de edad avanzada) no usa internet, pero sí precisa de otros servicios que, en la actualidad, no tienen.
Esto hace que, cuando llegan a una determinada edad, muchas de esas personas decidan mudarse a la ciudad o a la cabecera de comarca para estar cerca de servicios sanitarios y de sus propios hijos, a falta de una alternativa de cuidados en el pueblo.
- Internet es un servicio importante, pero no cubre todas las necesidades de las personas.
Porque las personas que viven en los pueblos necesitan algo más para decidir quedarse.
Y no hablamos solo de servicios sanitarios, de cuidados, educativos o de transporte (que también), sino del arraigo. O, en su defecto, del disfrute de una comunidad.
Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los habitantes y nuevos pobladores del rural es la soledad y, en el caso de los últimos, el desarraigo. Nada les une a la tierra y no se sienten acompañados. Además, este es un problema que no es fácil de medir, por eso no es tenido en cuenta como se merece.
Lo que hacemos desde AlmaNatura para evitar la despoblación
Estas dos razones suponen retos importantes, que desde AlmaNatura intentamos solucionar junto a nuestros aliados:
- A través de iniciativas como Holapueblo o RegeneraRural, que ayudan a emprendedores sociales a solucionar las necesidades de los pueblos.
- Gracias a proyectos como GIRA Mujeres o GIRA Jóvenes, que ofrecen oportunidades de formación para ambos colectivos en el rural, creando comunidades de apoyo mutuo.
- Apostando por el pueblo como un lugar al que ir y en el que compartir, con la creación de la Fundación AlmaNatura y el AlmaNatura Lab en nuestro pueblo, Arroyomolinos de León.
Si quieres ayudarnos a frenar la despoblación y convertirte en aliado (o emprender en el pueblo), te animamos a que eches un vistazo a nuestros proyectos aquí.